Conocida como la afección de los “ojos bizcos”, el estrabismo es un trastorno que afecta la alineación de un ojo con respecto al otro, impidiendo fijar la mirada de ambos hacia un mismo punto. Al entorpecer la visión binocular, se altera la percepción de profundidad.
Aunque con frecuencia suelen detectarse desviaciones oculares durante el primer mes de vida, es importante descartar su continuidad. Si se mantienen después de los tres meses, se considerará una condición patológica que deberá tratarse correcta y oportunamente.
Son seis músculos los que trabajan conjuntamente para que cada ojo se enfoque hacia un mismo objetivo. Sin embargo, en alguien que padece estrabismo esto no sucede.
Mientras que un globo ocular mira a un sitio en particular, el otro gira a una dirección distinta. En esta situación, el cerebro recibe imágenes diferentes de cada ojo y se confunde.
Vinculada con el ojo vago
El estrabismo es muy frecuente en los niños, aunque también puede desarrollarse con el paso de los años.
La padece entre el 3% y el 5% de la población infantil, siendo susceptibles ambos sexos en igual proporción.
En la mitad de los casos, la afección es innata o se origina al poco tiempo del nacimiento. Se le denomina estrabismo congénito.
Se asocia con el control muscular y no con su fortaleza. Los músculos oculares tienden a desequilibrarse, produciendo la descoordinación de los ojos.
Si el estrabismo no se trata oportunamente, puede causar que el ojo ignorado por el cerebro no vea con normalidad, dando paso a otra condición conocida como ambliopía u “ojo perezoso”. Esta se genera precisamente porque el cerebro elimina la información del ojo que se desvía para evitar la visión doble, con la consecuente pérdida de agudeza visual del ojo desconocido.
Causas y señales del estrabismo
Que los ojos no dirijan la visión a una misma dirección no es el único síntoma de estrabismo. Se producen movimientos oculares irregulares y pérdida parcial de la visión o de la percepción de profundidad.
Físicamente también puede haber dolencias. Los estrabismos verticales pueden ocasionar tortícolis, debido a que constantemente se adoptará una posición anómala para tratar de ver mejor. Eso sin contar las consecuencias estéticas evidentes y los traumas psicológicos que podría suscitar, principalmente en los chiquillos.
Los antecedentes familiares son un factor de riesgo para el estrabismo, al igual que la hipermetropía y cualquier otra enfermedad que cause disminución de la visión.
En adultos el estrabismo puede estar vinculado con la diabetes. Esta patología ocasiona una variación de la afección llamada estrabismo paralítico adquirido, causada por la pérdida de circulación.
También inciden el Síndrome de Guillain-Barré, los accidentes cerebrovasculares, el botulismo, los daños en la retina y las lesiones cerebrales. Cuando hay disminución del suministro de oxígeno en el feto, por ejemplo, se produce una parálisis cerebral infantil que indudablemente acarreará el estrabismo.
Tratamiento temprano del Estrabismo
Antes de indicar cualquier tratamiento, el especialista debe realizar un examen físico, que abarca una revisión detallada de los ojos y un estudio neurológico.
También será necesario medir el reflejo corneal a la luz, la oclusión y desoclusión, la agudeza visual y la retina.
En el caso particular de los niños, se debe acudir inmediatamente al médico si se queja de visión doble, manifiesta dificultades para ver con claridad o si sus ojos lucen contrapuestos.
Al verificar el diagnostico, se les debe recetar lentes y aplicar medidas para prevenir la ambliopía. Frecuentemente se le coloca un parche sobre el ojo sano para obligar al más débil a trabajar más y mejorar la visión. Ambas técnicas pueden resultar incómodas para el pequeño y posiblemente las rechazará de entrada, por lo que se debe manejar el proceso con atención, paciencia y cautela.
Si ninguna de las dos formas resulta efectiva, es posible recurrir a una intervención quirúrgica de los músculos oculares para fortalecerlos o debilitarlos. No obstante, este procedimiento no mejorará la visión deficiente del ojo perezoso, lo cual puede entorpecer el trabajo realizado.
Mientras más pequeño sea el niño, más probabilidades tiene la cirugía de ser exitosa.
En adultos, el estrabismo leve puede ser intermitente y mejorar con la colocación de gafas y ejercicios musculares en el globo ocular. Los casos de mayor gravedad requerirán cirugía para “enderezar” los ojos.
Una detección temprana es vital para corregir el estrabismo. Si tarda, se puede perder la visión en un ojo de forma permanente.
Cuando algo sale mal
Tras una cirugía, aunque los ojos se vean derechos, los problemas de visión pueden continuar.
Cuando se trata de un infante, puede notarse si éste presenta problemas de lectura en el colegio. Incluso, muchos inconvenientes en el aprendizaje tienen que ver con la imposibilidad de los chiquitos para ver el pizarrón u otros materiales de escritura.
En el caso de los adultos, conducir les podría resultar complicado. Muchos pueden también repetir la experiencia de ojos perezosos.
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