El tema de las fobias parece no tener límites. Aunque los síntomas son similares en la mayoría de los casos, los detonantes son múltiples y, a veces, insólitos. Una de las más extrañas es la panofobia, caracterizada por el miedo irracional a todo. El término se deriva del griego “panto” que significa todos y phobos, que representa miedo.
Conocida como panfobia, pantofobia y omniphobia, la pantofobia es un temor persistente y no específico hacia todo lo que está en el entorno. Quienes la padecen, se sienten amenazados por la incertidumbre que brinda lo desconocido.
Características de la panofobia
La panofobia no es considerada una enfermedad por sí misma, pero podría estar estrechamente relacionada con el trastorno límite de la personalidad, la esquizofrenia y el trastorno de ansiedad generalizada.
Lo más curioso de la panofobia, es que a diferencia de otros desórdenes de su tipo, no hay algo concreto que desencadene los ataques de horror, con lo cual se dificulta el diagnóstico y tratamiento.
Hasta ahora no se han establecido claramente las causas, y esto se debe a que muchos de los pacientes no saben exteriorizar la razón de sus miedos.
Sin embargo, los especialistas aseguran que la panofobia pudiera desarrollarse como consecuencia de otras fobias exactas, como el miedo a hablar en público (glosofobia) o el miedo a las alturas (acrofobia), entre otras. Ese miedo es tan agudo, que el individuo termina por convertirse en un ser inseguro, capaz de sentir angustia y desasosiego por cualquier cosa, incluso las más insignificantes como las agujas o las flores.
Experiencias traumáticas vividas durante la infancia o adolescencia también pudieran marcar el inicio de la panofobia. La angustia de saber que ese hecho pudiera volver a ocurrir o que alguien cercano a su entorno pudiera pasar por ello, despierta temores que, en ocasiones, son difíciles de controlar.
Genes y crianza
Algunos especialistas en comportamiento humano consideran que la panofobia pudiera tener alguna vinculación genética, pero no es algo que se haya comprobado. Lo que sí es muy probable, es que muchos niños puedan copiar conductas de angustia durante sus primeros años de vida, y que de allí se cimienten las bases de trastornos mentales o psicológicos que denoten en alguna fobia o comportamiento irracional.
Síntomas de alarma ante la panofobia
Determinar la presencia de la panofobia puede ser fácil, debido a que hay signos que son recurrentes en los diferentes tipos de fobia.
Cuando hay panofobia, la persona comienza a mostrar miedos absurdos a todo lo que percibe, ya sean animales, objetos, situaciones, personas y sentimientos. Hasta lo más mínimo, como una planta, puede ser considerado como una amenaza.
Ese temor constante lleva al individuo a aislarse, para no despertar sus miedos.
Otras señales son ansiedad, tristeza, llanto, baja autoestima, depresión y sensación de indefensión. La obsesión también se hace presente en un modo que impacta negativamente en el quehacer del individuo.
Para un panofóbico resulta complicado llevar una vida normal, especialmente porque en muchas circunstancias le costará entender la naturaleza de sus miedos. En los diagnósticos más severos pueden aparecer pesadillas, delirios, visiones y otros problemas de percepción que afectarán su día a día.
Signos físicos de la panofobia
Los síntomas de la panofobia también se ve reflejados en el organismo: sudoración, tensión general, vómitos o diarrea, malestar abdominal, palpitaciones, náuseas, desvanecimiento, migraña.
El individuo llega a presentar alteraciones en los niveles de adrenalina, que lo mantendrán en un estado permanente de alerta, inseguridad y agotamiento.
Tratamiento DE LA PANOFOBIA
Es muy fundamental que ante la sospecha de panofobia, se busque ayuda profesional para disminuir los episodios de ansiedad y depresión.
Para el tratamiento se suele recurrir a la psicoterapia, que puede implicar la aplicación de diversos métodos, dependiendo de la gravedad del caso. Con la terapia de exposición, por ejemplo, se busca confrontar al individuo con la situación temida para que logre hacer frente a sus temores. Poco a poco irá alargando los tiempos de tranquilidad ante los estímulos, hasta llegar a controlar sus reacciones.
De igual manera, se pueden emplear métodos de choque, terapia cognitiva y sesiones de programación neurolingüística.
Algunas personas requerirán medicación, pero dependerá del diagnostico.
Lo más importante es que el paciente reconozca la existencia de un problema y que muestre su disposición para someterse a un tratamiento que le permitirá vivir saludablemente si ser paralizado por sus temores.
Por lo regular, los primeros encuentros médicos van orientados a aplicar estrategias que reduzcan los síntomas y saquen al paciente de ese estado de incapacidad en que suelen sumergirse a causa de los malestares físicos y emocionales.
Con el paso del tiempo, se irán descubriendo los factores que originan la ansiedad y otras alteraciones. Gracias a ello, se podrán incorporar o combinar terapias que conduzcan a mejorar la salud . El paciente se irá fortaleciendo y ganando conocimientos que le servirán para prevenir imprevistos futuros.
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