Al coito doloroso se le llama dispareunia. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y puede presentarse antes, durante o después del acto sexual. Aunque la incidencia en la población masculina es solo de un 4%, no se llega a considerar una condición netamente femenina. Sus causas pueden ser físicas o psicológicas.
Las mujeres pueden sufrir dispareunia durante la menopausia-por la sequedad vaginal-o tras un parto con episotomía (incisión quirúrgica en la zona del perineo). También pueden padecerla por falta de excitación o relajación muscular, por traumatismos sexuales previos, miedo a la penetración o al embarazo, o por somatización de conflictos de pareja.
La afectación puede ser en el clítoris, los labios o la vagina, y la molestia puede describirse como dolor agudo, quemor, ardor, cólico, picazón o contusión, entre otras.
Las consecuencias abarcan anorgasmia, aparición de vaginismo (constricción involuntaria de la vagina), inhibición del deseo sexual e incremento de la tensión, entre otras.
Para hablar de dispareunia, el dolor debe evidenciarse de forma crónica, ya sea en todos los intentos de coito, o con determinadas posturas.
Clasificación de la Dispareunia
- Dispareunia masculina: se presenta durante la eyaculación. Puede deberse a infecciones en las vesículas seminales, la uretra, la vejiga o la glándula prostática. También está relacionada con las curvaturas anormales en el pene, la fimosis (estrechez de la abertura del prepucio), el contacto del órgano sexual con espermicidas y la ansiedad.
- Dispareunia femenina: por lo general se vincula con congestión genital, diminución de la lubricación, utilización de fórceps en el parto, himen hipertófico, trastornos introito vaginal, irritación, infección, atrofia vaginal y cicatrices. El dolor es de intensidad media o media alta, y puede manifestarse en el primer tramo del conducto vaginal, en áreas internas e incluso en el abdomen.
Las causas en detalle
La dispareunia puede deberse a patologías genitourinarias, infecciones, alergia al material de los anticonceptivos de barrera y vaginitis senil, entre otras. De forma más específica, las razones más frecuentes son:
- Lubricación insuficiente: se da cuando los “juegos” previos a la penetración no son suficientes o los niveles de estrógeno han disminuido por el parto, la menopausia o la lactancia. También puede ocurrir por la ingesta de algunos medicamentos como antidepresivos, sedantes, antihistamínicos, antihipertensivos e incluso algunas píldoras anticonceptivas que inhiben la excitación, haciendo que el sexo se vuelva doloroso.
- Trauma, lesión o irritación: las más habituales son producto de accidentes, circuncisión, cirugía pélvica, anomalía congénita y episiotomía.
- Infección, inflamación o enfermedad de la piel: una infección en el tracto urinario o en el área genital puede ocasionar dolor durante el coito. Otros problemas de la piel genital o el eccema, también se reflejan como causantes de este problema.
- Enfermedades y condiciones médicas: la dispaurenia puede aparecer cuando hay prolapso uterino, enfermedad inflamatoria, endometriosis, útero en retroversión, fibroma uterino, síndrome del intestino irritable, cistitis, quistes ováricos y hemorroides.
- Cirugías o tratamientos: las cicatrices de operaciones que involucren la zona pélvica, incluyendo la histerectomía, pueden generar molestia durante el coito. Inciden además algunos tratamientos para el cáncer, como la quimioterapia o la radioterapia.
- Factores psicológicos: en este aspecto entran la pérdida de interés hacia la pareja, la ansiedad, la educación inadecuada y la poca excitación.
- Otros diagnósticos de dispaurenia pueden presentarse por diabetes, por acción de productos empleados para la higiene intima o por penetraciones profundas o empujes violentos que compriman el útero o los ovarios.
Tratamiento de la dispareunia
Si la dispareunia está relacionada con una condición médica o una infección, el tratamiento de la causa subyacente puede solventar el problema. Cambiar los medicamentos que generen alteraciones de la lubricación, también puede ser muy útil.
En las mujeres posmenopáusicas, la dispareunia puede ser tratada con una crema, un anillo flexible o una tableta, que servirá para liberar cantidades pequeñas de estrógeno hacia la vagina.
Existen terapias que han demostrado ser muy efectivas. La de desensibilización, por ejemplo, ayuda a que la mujer aprenda a relajar la vagina para disminuir el dolor. La terapeuta puede aconsejar la realización de ejercicios del suelo pélvico, entre otros.
Una terapia sexual o consejería puede ser beneficiosa, especialmente si hay factores psicológicos de por medio. Si la pareja ha dejado de tener relaciones sexuales por molestias físicas, lo ideal es que mejoren la comunicación y que consulten a un sexólogo.
Otras recomendaciones acerca de la Dispareunia
Habrán situaciones en las que el galeno considere prudente recurrir a terapias de sustitución hormonal o intervenciones quirúrgicas, pero cuando no hay rastros de patologías asociadas, el tratamiento sexológico es la herramienta más efectiva.
Para que funcione es importante reforzar la educación sexual para saber identificar las reacciones que se tienen en la intimidad.
Alejar los mitos, los miedos y las inseguridades también es fundamental, así como recurrir a prácticas de pareja que promuevan la excitación.
Para evitar la dispareunia conviene considerar la práctica de juegos previos que mejoren la lubricación, identificar las posiciones más favorecedoras, usar lubricantes para facilitar la entrada del pene y relajar los músculos de la vagina.
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