Miedo, angustia, estrés, timidez… Diversas situaciones y emociones pueden provocar pequeñas interrupciones verbales que alteran la fluidez del habla. Dichas interrupciones se consideran normales, siempre y cuando no afecten el ritmo del lenguaje y la melodía del discurso. Cuando eso sucede, es posible que exista un trastorno llamado disfemia o tartamudez.
El desarrollo humano comprende una etapa de balbuceo o repetición de sílabas que se experimenta entre los 3 y 4 años de edad, pero cuando se extiende o se juzga cruelmente la “calidad” de expresión del niño, se fomenta en ellos un estado de inseguridad por su habilidad lingüística que podría marcar el inicio de la disfemia. Factores genéticos y orgánicos también inciden, pero cuando no hay anomalías relacionadas, esa pérdida de fluidez se intensifica por la manera en la que se enfrentan y cuestionan las dificultades del pequeño.
La disfemia se produce cuando hay problemas en la anticipación que requiere el cerebro para seguir la secuencia de las palabras que se van a pronunciar. Las primeras señales se manifiestan a los tres años, pero en ocasiones se confunde con la disrupción del habla propia de la edad, y se dejan avanzar hasta la adultez, reduciendo las posibilidades de curación e intensificando los conflictos emocionales asociados a esta condición.
Una persona tartamuda generalmente se siente inferior, muestra baja autoestima y crea una predisposición negativa hacia la socialización y todo lo que implique revelar sus dificultades lingüísticas. El tratamiento en esos casos amerita la intervención de un logopeda y de un psicólogo o terapeuta que ayude a reforzar su seguridad. Para ello se aplican terapias de relajación, respiración, repetición y canto. Se ha comprobado que cuando el individuo interpreta o emite frases que ha aprendido de memoria, se reducen las posibilidades de disfemia, ya que el cerebro solo seguirá la secuencia de la música, el ritmo y la letra que ya está predefinida.
Síntomas de la Disfemia
- Uso de muletillas verbales
- Lenguaje ambiguo y redundante
- Alteraciones sintácticas y frases incompletas
- Abuso de sinónimos
- Retraimiento y logofobia (miedo a las palabras)
- Angustia y ansiedad al momento de comunicarse
- Conductas de evitación en situaciones comunicativas
- Manifestaciones emocionales como timidez
- Movimientos corporales involuntarios
- Alteraciones en la musculatura facial y en la respiración
- Hipertensión de los músculos articulatorios y laríngeos
- Respuestas psicogalvánicas como sudoración y palidez
- Trastornos del sueño
Tipos de disfemia
Disfemia inicial: Suele presentarse entre los 3 y 4 años de edad y puede deberse a la evolución del desarrollo comunicativo.
Tartamudez propiamente dicha: Por lo general ocurre entre los 7 y 10 años de edad y se subdivide en tres categorías: tartamudez tónica que se evidencia por la dificultad total del habla, acompañada de espasmos o inmovilización muscular, y aparece como consecuencia de una emisión repentina de la expresión verbal. Tartamudez clónica que se manifiesta con repeticiones involuntarias y violentas de una o varias sílabas, y la tartamudez tónica que resulta de una mezcla de ambas y tiende a ser la más frecuente.
causas de la DISFEMIA
Algunos estudios hacen referencia a factores hereditarios que generan una predisposición a la disfemia. Sin embargo, la mayoría de los casos están relacionados con conflictos emocionales, ansiedad neurótica, represión de deseos, inhibiciones, agresividad, inseguridad, apego ansioso, abandonos, estrés o retraso en el desarrollo. También puede producirse por trastornos neurológicos, derrames cerebrales, ictus, traumatismos cardioencefálicos, tumores e infecciones, así como otros agentes vinculados con lateralidad contrariada (personas que eran zurdas y les obligaron a escribir con la mano derecha), retroalimentación auditiva demorada; trastornos de personalidad, falta de coordinación entre los sistemas respiratorio y fonatorio, y deficiencias de aprendizaje.
¿Cómo puede apoyar la familia?
Los pacientes con disfemia tienden a encerrarse en sus propios miedos y temores. La angustia de quedar mal frente a su interlocutor los lleva incluso a prescindir de acciones cotidianas como hablar por teléfono. En ocasiones se enfrentan a situaciones de burla o rechazo que terminan por crear efectos psicológicos severos. Más allá del tratamiento, es el apoyo familiar lo que les ayudará a enfrentar sus miedos y dificultades. Por ello, conviene que parientes y amigos pongan en práctica estas recomendaciones:
- No emitir comentarios sobre la forma de hablar. Se debe centrar la atención sobre el contenido del discurso.
- Evitar hacerle repetir la frase una y otra vez.
- Adoptar una correcta postura comunicativa (contacto visual, atención, proximidad,…)
- Poner en práctica la velocidad, entonación, melodía, volumen, prosodia, ritmo con actividades que sean del agrado del individuo.
Trastornos similares a la disfemia
- Taquifemia: habla con rapidez y síntomas tono-clónicos.
- Taquilalia: ritmo rápido.
- Bradilalia: ritmo lento
- Tartajofemia: habla lenta con torpeza
- Palilalia: repetición involuntaria de sílabas, palabras o frases.
- Farfulleo: desestructuración temporal de la frase, de la palabra con omisión de sílabas o fonemas y con una articulación imprecisa.
- Disritmias: anomalías en el ritmo.
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