Si te has caracterizado por ser una persona sana y de pronto empezaste a padecer de alergias, acné, erupciones, agotamiento, migraña o estreñimiento, es posible que tu cuerpo esté lleno de toxinas. Si bien es cierto que el hígado, los riñones y el intestino se encargan de eliminarlas, cuando hay un exceso de ellas se producen estos y otros síntomas como fatiga, problemas digestivos, pérdida de memoria, insomnio, inflamación, dolores musculares, mal aliento, sensibilidad a los olores y retención de líquidos. Una visita al médico es, sin duda la mejor opción, pero antes de hacerlo puedes probar con una dieta depurativa a base de vitaminas, antioxidantes y nutrientes que ayuden a limpiar el organismo.
El estrés, la contaminación, los medicamentos y la mala alimentación provocan la acumulación de sustancias tóxicas que alteran el sistema inmune y favorecen la proliferación de enfermedades que pudieran prevenirse con una dieta depurativa. Conocida también como dieta detox, la dieta depurativa es frecuentemente aplicada después de las fiestas decembrinas, cuando se suele abusar de la ingesta de alcohol, grasas y azúcares. Los resultados son visibles, pues reduce los problemas de salud y permite bajar de peso de una manera rápida y relativamente sana.
La dieta depurativa se basa principalmente en la sustitución de grasas, proteínas animales, conservantes, colorantes, glucosas y químicos, por verduras, hortalizas, frutas, fibra y otros comestibles que faciliten la expulsión de toxinas a través de la orina, las heces y la transpiración. El número de comidas sugeridas oscila entre cuatro y seis al día, y el tiempo máximo de implementación es de una semana. Quienes la recomiendan advierten que en su primera fase puede causar sudoración, acné, estimulación de la orina y otras reacciones que disminuyen a medida que las toxinas van desapareciendo. Al concluir el plan, se notará mejor fluidez intestinal, reducción del volumen abdominal, activación de las defensas, cambios en la apariencia y textura de la piel y el cabello, aumento de energía y mayor vitalidad.
¿Qué se come?
En la lista de alimentos permitidos en la dieta depurativa destacan las alcachofas, apio, espárragos, cebolla, escarola, fresas, piña, uva, kiwi, naranja, manzana y pera. Las verduras se deben tomar en crudo, cocidas al vapor, al horno o en sopa, mientras que las frutas se pueden ingerir también crudas, en tizanas o en zumo con pulpa y piel, pero sin azúcar ni edulcorantes. El agua no debe faltar. Lo ideal es que sean 8 vasos al día, y que se complemente con una o dos tazas de té verde, preferiblemente en la mañana o en las meriendas. En algunas dietas depurativas instan a comer sólo frutas (entre 1 y 2 kilos y medio al día), pero la más recomendada es la que permite la combinación de éstas con verduras, ya que permite variar el menú y disminuye los riesgos de desvanecimiento y otros síntomas por la falta de nutrientes que aporta ese grupo de alimentos.
También se pueden añadir al menú unas infusiones de diente de león, ortiga o cola de cabello para favorecer la función renal, así como un par de limones mezclados en un vaso de agua para facilitar la eliminación de líquidos. Sin embargo, lo fundamental en esta rutina es evitar café, alcohol, chocolate, chucherías, aceites, gaseosas, pastas y carnes rojas.
cautela con la dieta depurativa
Aunque sabemos que las frutas y verduras son beneficiosas, es importante contar con la asesoría de un nutricionista calificado a la hora de decidir implementar una dieta depurativa. Recordemos que cada organismo tiene necesidades específicas y que no todos toleran de la misma manera los cambios alimenticios. Ningún régimen nutricional debería adoptarse sin antes realizar exámenes de laboratorio y descartar patologías que pudieran agudizarse por el abuso o restricción de determinados alimentos. En cualquier caso, a continuación se mencionan algunos datos que se deberían conocer antes de iniciar una dieta de depuración:
- Las dietas no deben tomarse como una moda. Un plan alimentación no debe seguirse por los efectos que haya producido en otras personas o por el nivel de popularidad que tenga en las redes sociales. Una dieta inapropiada sólo genera desequilibrios orgánicos que originan enfermedades. Con la dieta de depuración es posible presentar ataques de ansiedad debido a la falta de carbohidratos, así como irritabilidad, depresión, agotamiento y dolor de cabeza. Si eso sucede, conviene parar y llamar al médico.
- Los extremos no son buenos. Hay dietas depurativas que contemplan solo la ingesta de jugos, y otras que parten de la exclusión de alcohol, cafeína, alimentos refinados o procesados y proteína animal. Generalmente son muy estrictas y, por ende, es fundamental buscar ayuda. Digan lo que digan, la mejor dieta es aquella que incluye ingredientes de todos los grupos alimenticios, de una forma balanceada. Si es saludable, todo cuanto se pueda masticar, será mejor que un simple zumo, aunque se prepare con los mismos productos.
- El ejercicio es vital, pero no cuando se sigue una dieta depurativa. El nivel de calorías y energía que brinda no es suficiente para tolerar una rutina de entrenamiento. Incurrir en ambas prácticas puede provocar náuseas, cansancio extremo, lesiones por la pérdida de masa muscular y reducción del metabolismo.
- La dieta depurativa debe verse como el comienzo de una serie de cambios de hábitos alimenticios. De nada sirve cumplirla por tres o cuatro días y continuar con los desarreglos. Durante el proceso se debe tratar de aprender a apreciar el sabor natural de los alimentos. Con sólo disminuir la sal, el azúcar y las grasas saturadas, e ingerir de cuatro a cinco comidas al día, se mejorará la salud y se conseguirá la figura deseada.
Opción de menú (3 días)
Primer día
- Desayuno: 250 gramos de frutas picadas, yogur descremado, dos cucharadas de salvado de trigo o de avena, cinco cucharadas de cereal integral y una taza de té verde
- Merienda: 200 gramos de fruta o 30 gramos de frutos secos y dos vasos de agua.
- Almuerzo: Ensalada de vegetales crudos o cocidos, 200 gramos de pescado, pollo o pavo, una taza de arroz integral y dos vasos de agua.
- Merienda: 200 gramos de fruta y dos vasos de agua.
- Cena: Sopa de vegetales.
Segundo día
- Desayuno: Zumo de piña con una cucharada de linaza, una tostada de pan integral con queso desnatado y una infusión de manzanilla.
- Merienda: Una taza de té verde.
- Almuerzo: Una taza de arroz integral cocido, un filete de pescado a la plancha y una ensalada de lechuga, tomate, apio y rábano.
- Merienda: Media fruta.
- Cena: Crema de vegetales y una taza de gelatina sin azúcar.
Tercer día
- Desayuno: Zumo de piña, un vaso de yogur desnatado y una tostada de pan integral con una loncha de jamón de pavo.
- Merienda: Un puñado de frutos secos.
- Almuerzo: Ensalada de brócoli, zanahorias y guisantes, 200 gramos de pollo.
- Merienda: Una pieza de fruta.
- Cena: Una pieza de pescado con zumo de limón.
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