Hay diversas enfermedades que derivan de una falla en el sistema inmune y una de ellas es el Síndrome Guillain Barré. La Organización Mundial de la Salud contabiliza anualmente entre 1 y 4 casos por cada 100.000 personas en el mundo.
Recientemente, la proliferación del zika en Latinoamérica puso en el tapete esta rara afección, pues es una de las complicaciones que presentan algunos de los pacientes con el virus.
El Síndrome Guillain Barré se da cuando el sistema inmunitario ataca por error al sistema nervioso (nervios periféricos), lo que genera síntomas graves como debilidad muscular y parálisis. Muchos afectados incluso necesitan ayuda mecánica para poder respirar.
Específicamente, este síndrome hace que las defensas del cuerpo “destruyan la mielina que rodea a los nervios, que dejan de funcionar”. Y si no funcionan, los nervios no pueden enviarle a los músculos las órdenes del cerebro.
Esta delicada patología es más común en hombres adultos, pero puede presentarse en cualquier persona. Estudios señalan que entre 3% y 5% de los pacientes fallecen por complicaciones como parálisis de los músculos respiratorios, septicemia, trombosis pulmonar o paro cardiaco. Aunque no tiene cura, la mayoría logra recuperarse a largo plazo sin consecuencias.
Causas
Las causas de la enfermedad no siempre se determinan, pero suele aparecer como una complicación desencadenada por infecciones virales o bacterias como el zika, chikungunya, dengue, gripe, influenza, micoplasma o VIH y también, aunque con menos frecuencia, por la vacunación, intervenciones quirúrgicas o traumatismos.
La coincidencia entre el sika y el Síndrome Guillain Barré se detectó por primera vez en la Polinesia Francesa, durante un brote entre 2013 y 2014. En ese tiempo, 74 de los pacientes con zika presentaron también síndromes neurológicos o autoinmunes, y 42 de ellos fueron clasificados como Síndrome Guillain Barré.
El Síndrome Guillain Barré se describió por primera vez en 1927, tras estudios hechos en soldados de la Primera Guerra Mundial por los franceses Georges Charles Guillain y Jean-Alexandre Barré (de ellos proviene su nombre), aunque ya antes se había hablado de la “parálisis ascendente aguda”, en 1859.
Señales del Síndrome Guillain Barré
El síndrome puede ser difícil de diagnosticar, por ello los médicos están atentos a la sintomatología.
Las primeras señales que se manifiestan en los pacientes con Síndrome Guillain Barré son debilidad u hormigueo en las piernas. Luego el malestar se extiende por los brazos y la cara.
En algunos casos se produce parálisis de las piernas, los brazos o los músculos faciales. Los pacientes que se agravan lo hacen porque también se les paralizan los músculos del tórax, lo que les dificulta la respiración. Se estima que esto ocurre en un 20% a 25% de los afectados.
En otras situaciones más graves, la parálisis es total, lo que pone en peligro la vida del enfermo y se requieren cuidados intensivos.
Otros síntomas de la afección son: dolor o sensibilidad muscular (calambre), movimiento descoordinado (no puede caminar sin ayuda), hipotensión arterial o control deficiente de la presión arterial, frecuencia cardíaca anormal, visión borrosa y visión doble, torpeza y caídas, dificultad para mover los músculos de la cara, contracciones musculares, palpitaciones, pérdida de reflejos tendinosos en brazos y piernas.
Una característica del Síndrome Guillain Barré es que los síntomas pueden empeorar de forma rápida. Suelen pasar algunas horas hasta que aparezcan los síntomas más graves, aunque también la debilidad puede ir aumentando en el transcurso de varios días.
Es importante destacar que en la mayoría de los casos, incluso los más peligrosos, los pacientes se recuperan totalmente. Otros pueden requerir de terapias para mejorar la movilidad.
Tratamiento
Como ya explicamos al principio, no existe cura para el Síndrome Guillain Barré, por ello el tratamiento está enfocado en reducir los síntomas, tratar las complicaciones y acelerar la recuperación.
Se requiere hospitalización para aplicar medidas entre las que se incluyen el monitoreo de la respiración, la actividad cardiaca y la tensión arterial. Los pacientes con dificultades para respirar suelen necesitar ventilación artificial y vigilancia para detectar complicaciones como arritmias, infecciones, trombosis e hipertensión o hipotensión, las cuales podrían ser mortales.
Cuando el Síndrome Guillain Barré se encuentra en las primeras etapas, se suele administrar un tratamiento llamado plasmaféresis, con el cual se eliminan o bloquean los anticuerpos que atacan las células nerviosas.
La plasmaféresis consiste en “extraer completamente la sangre del cuerpo y procesarla de forma que los glóbulos blancos, glóbulos rojos y las plaquetas se separen del plasma. Las células de la sangre se devuelven luego al paciente sin el plasma, el cual el organismo sustituye rápidamente”.
Igualmente el especialista puede administrar inmunoglobulina intravenosa (IgIV), para aplicar lo que se llama inmunoterapia. Este tratamiento es más efectivo cuando se inicia 7 a 14 días después de la aparición de los síntomas.
Tanto la plasmaféresis como la inmunoglobulina aceleran las mejoras del paciente y ambos son igualmente efectivos para tratar el Síndrome Guillain Barré, pero no existe ninguna ventaja para el uso de los dos tratamientos al mismo tiempo.
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