El acetab o acetazolamida es un fármaco inhibidor de la enzima anhidrasa carbónica, utilizado como diurético, y para el tratamiento de glaucoma, epilepsia, insuficiencia cardíaca congestiva, hipertensión endocraneana, mal de montaña, parálisis periódica familiar y edemas provocados por sobredosis de fármacos. Es un derivado de la sulfamida no bacteriostática, por lo que su estructura química y propiedades medicinales son diferentes a la de la sulfamida antibacteriana.
Para qué sirve la Acetazolamida
Este compuesto químico cataliza la deshidratación reversible del dióxido de carbono y la hidratación del ácido carbónico, ayudando a los riñones a eliminar agua, sodio, potasio e iones de fosfato, alcalinizando la orina y aumentando la diuresis, por lo que se convierte en un excelente aliado para la sanación del edema cardíaco y otros padecimientos que originan retención anormal de fluidos. Para estas situaciones se recomiendan entre 250 y 350 mg del medicamento al día, hasta que el riñón se estabilice. Debe tenerse cuidado con las sobredosis, pues conllevarían al fracaso del tratamiento.
La acetazolamida aumenta la concentración plasmática de cloruro y produce acidosis metabólica en el organismo, una afección que se caracteriza por una acumulación de ácidos en los líquidos corporales.
indicaciones y dosis de Acetazolamida
En el caso de los ojos, tejidos extrarrenales donde se halla la anhidrasa carbónica, la acetazolamida disminuye el humor acuoso y es adyuvante del tratamiento normal del glaucoma. La dosis a emplear dependerá de los síntomas y la presión ocular, para los adultos oscila entre los 250 mg y 1 g al día, no más de esto. Cuando la presión ocular es aguda puede suministrarse por vía intravenosa, para conseguir el rápido efecto y alivio.
La acetazolamida es indicada para atender algunas disfunciones del sistema nervioso, como la epilepsia, convulsiones de tipo mixto y espasmos miocolónicos, entre otras. Bien por la inhibición de la enzima anhidrasa carbónica del sistema nervioso central o por la acidosis sistemática que genera, el fármaco beneficia a niños y adultos que padecen estos males, si ingieren entre 375 y 1000 mg al día.
Si la acetazolamida es suministrada junto a otros medicamento no debe superar los 250 mg al día en la etapa inicial del tratamiento, los cuales podrán irse aumentando gradualmente.
Para el edema provocado por sobredosis se utilizan entre 250 y 350 mg del inhibidor por dos o tres días, con un día intermedio de descanso.
La dosis más alta, entre 500 y 1000 mg se utiliza para el control del mal de montaña, inclusive cuando se trata de operaciones de rescate y maniobras militares el tratamiento debe iniciarse horas antes del ascenso y continuarse al menos durante dos días para mitigar los síntomas.
Precauciones con la Acetazolamida
- Hipersensibilidad a la acetazolamida o sulfonamidas.
- Debe evitarse su uso durante el primer trimestre de embarazo. Aunque no está demostrado en humanos, el suministro inadecuado podría causar daños al feto.
- La acetazolamida produce síntomas frecuentes de somnolencia, náusea, vómito, diarrea, pérdida de peso, ansiedad, sed, reducción de la libido, parestesias, sensación de hormigueo en extremidades, anorexia, trastornos de la audición y del sentido del gusto, entre otras reacciones adversas, por lo que debe evitarse manejar u operar maquinarias de precisión mientras se esté bajo el efecto del fármaco.
- En extremos casos genera discrasias sanguíneas, leucopenia, trombocitopenia, síndrome de Stevens Johnson, fiebre, reacciones alérgicas, cálculo renal, depresión de la médula ósea y cristaluria. De aparecer algunos de estos síntomas, debe suspenderse de inmediato el medicamento y acudir al especialista para la aplicación de una terapia alternativa.
- No se recomienda en casos de insuficiencia hepática y renal grave, así como en estados avanzados de hiponatremia. Tampoco en tratamientos prolongados del glaucoma crónico de ángulo estrecho, aunque la acidosis originada puede ser corregida -de ser necesario- con la administración de bicarbonato.
- Las altas dosis no aumentan la diuresis, mas si la aparición de los síntomas frecuentes antes expuestos.
- Ante una sobredosis accidental de acetazolamida, debe procurarse el equilibrio hidrosalino y la ingesta de suficiente liquido.
Interacciones de la Acetazolamida
La acetazolamida potencia el efecto hipotensor del atenolol, diazepam, enalapril, ketamina, clorpromacina y tiopental. Al interactuar con corticoides existe el riesgo de hipernatremia, hipocalcemia y osteoporosis. Además, puede generar osteomalacia en pacientes tratados con carbamazepina o fenitoina.
No se recomienda el uso a la par de la metanina y la acetazolamina. La alcalinidad en la orina puede inhibir la conversión de la metenamina.
Este fármaco aumenta también el riesgo de toxicidad cardiaca al interactuar con digitálicos y quinidina. La acetazolamida reduce la solubilidad urinaria de la ciprofloxacina, lo que aumenta el riesgo de cristaluria y nefrotoxicidad.
Su interacción con el AINE, antagoniza el efecto diurético. Y en el caso de las anfetaminas y efedrina, disminuye su excreción renal.
No deben usarse juntos inhibidores como la acetazolamida y el topiramato, porque se crean condiciones fisiológicas para la formación de cálculos renales.
En todo caso se recomienda el suministro de la acetazolamida junto a los alimentos para evitar problemas gastrointestinales. Este fármaco diurético, antiuriolitiasico, antiglaucomatoso y anticolvusivante está clasificado como un medicamento esencial, distribuido en hospitales y/o regulado por receta médica.
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