Alimentos como hígado, riñones, vísceras, carnes rojas, espinacas, brócoli, guisantes, tomates y patatas contienen ácido tióctico, un ácido graso llamado también alfa lipoico (ALA), que beneficia el rejuvenecimiento celular por su acción antioxidante, y favorece la transformación de glucosa, carbohidratos y proteínas en energía. Interviene en el proceso de metabolización, por lo que es muy recomendado para complementar los regímenes dietéticos y aumentar el rendimiento físico.
El ácido tióctico prolonga los efectos de las vitaminas C y E beneficiando los tejidos, y erradicando los factores que causan el envejecimiento prematuro. Por su acción en el procesamiento de la insulina, es usado en la prevención de accidentes cerebrovasculares y daños pancreáticos, asociados con la diabetes. Además, protege la función hepática y reduce las transaminasas elevadas por alcoholismo, medicamentos o hepatitis.
Investigaciones realizadas con individuos aquejados por diabetes tipo II, a los que se les suministró 600mg de ácido tióctico oral durante un mes, reflejaron avances en la sensibilidad de la insulina y mejorías en el flujo sanguíneo hacia las terminaciones nerviosas. Con ello, se contribuyó a perfeccionar la conducción de los impulsos nervios y, por ende, a determinar que un buen tratamiento a base de ácido tióctico ayuda a contrarrestar cualquier deterioro nervioso, ya sea o no de origen diabético.
Puede haber síntomas
El organismo por sí mismo produce ácido tióctico, a través del hígado y otros tejidos, pero con el paso de los años y la aparición de patologías como la cirrosis o la ateroesclerosis, los niveles van disminuyendo y se torna necesaria su reposición mediante comestibles o fármacos que se pueden administrar por vía oral o intravenosa, bajo la supervisión de un especialista.
Aunque el ácido tióctico es un antioxidante natural, se debe tener especial cuidado con su ingesta, ya que se han registrado casos aislados de reacciones orgánicas con síntomas como náuseas, dolor abdominal, diarrea, vómitos, alergias e hipoglucemia, los cuales desaparecen al suspender el tratamiento. Su aplicación no está recomendada en individuos con sensibilidad a sus componentes y en mujeres embarazadas o lactantes.
Dosis recomendada
Vía oral: 600mg en ayunas o 30 minutos antes de la comida, ya que los alimentos disminuyen su absorción digestiva y su biodisponibilidad.
Vía intravenosa: en infusión continua, 600mg diluidos en solución fisiológica (100-250ml) durante 30 minutos.
Propiedades del ácido tióctico
- Acelera la producción de energía en el organismo.
- Aumenta la coenzima Q10.
- Regenera la vitamina C.
- Estabiliza la producción de vitamina E.
- Controla la glucosa en sangre.
- Regula la presión arterial.
- Disminuye los síntomas de intoxicación con metales pesados, arsénico, mercurio y cadmio.
- Reduce los riesgos de padecer cataratas.
- Protege las proteínas.
- Estabiliza el sistema nervioso.
- Previene las dificultades renales.
- Mejora la neuropatía.
- Controla la obesidad.
- Acelera el metabolismo.
- Reduce la grasa corporal.
- Estimula las fibras musculares.
- Previene la oxidación orgánica.
- Mejora la asimilación de los nutrientes.
- Baja los triglicéridos y colesterol.
- Evita dolencias cardiovasculares.
- Fortalece la memoria en pacientes con Alzheimer o demencia senil.
- Protege el sistema nervioso de los efectos de los radicales libres.
- Potencia y restaura la acción de otros antioxidantes.
- Es un protector hepático.
¿Cómo actúa el Ácido tióctico?
El ácido tióctico “captura” radicales libres como el hidroxilo OH y el hipocloroso HClO. Gracias a su solubilidad combinada al agua y grasa, puede cruzar por todas las zonas de las células nerviosas, logrando protegerlas de los daños. Actúa además en los medios lipófilos e hidrófilos, erradicando los signos del estrés oxidativo, muy frecuente en personas con neuropatía diabética, una de las complicaciones más comunes de la diabetes, y que afecta a un 50% de los diabéticos. Se trata de un problema vinculado con el daño neuronal, causado por el alto contenido de glucosa y de radicales libres en las arterias. Suele producir disminución de sangre y oxígeno hacia los órganos y, por consiguiente, dolor, hormigueo y falta de sensibilidad en las extremidades.
Las propiedades del ácido tióctico se refuerzan al regenerar las de otros antioxidantes como la vitamina E, que al ser oxidada es reducida por el ácido lipoico y luego restablecida por el ácido tióctico, devolviéndole su efectividad por más tiempo. Investigaciones realizadas para comprobar su eficacia en personas con deficiencia de linfocitos CD4+, que constituyen una parte fundamental del sistema inmunitario, determinaron un aumento significativo en los niveles plasmáticos de vitamina C y de glutatión, una molécula esencial para mantener la salud y prevenir patologías.
Otros hallazgos asociados con el uso de ácido tióctico tienen que ver con el mejoramiento de la perfusión capilar de los dedos en pacientes diabéticos con neuropatía periférica, un efecto neuroprotector y neurodegenerativo en afectados con Parkinson y Alzheimer, y la separación de la migración de células inflamatorias hacia el cerebro y la médula espinal, aliviando molestias en casos de esclerosis múltiple.
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