El fenómeno perceptivo conocido como acúfeno o tínnitus, se presenta cuando una persona percibe sonidos que no existen en el exterior, es decir, que no proceden de ninguna fuente externa. Estos ruidos “nacen” en la cabeza o propiamente en los oídos, y por lo tanto solo son escuchados por el individuo diagnosticado con esta condición.
Su intensidad puede variar entre pitidos leves o zumbidos que llegan a ser pulsátiles, es decir que se oyen como latidos. De acuerdo a diversos estudios, 50% de la población mundial ha sufrido acúfeno al menos una vez en su vida. El 10%, percibe zumbidos persistentes durante las 24 horas del día, y entre 2% y 3% declaran que este problema afecta directamente su calidad de vida.
Para que los médicos puedan diagnosticar el acúfeno, deben implementar resonancias magnéticas funcionales y cuestionarios específicos que ayudan a identificar especialmente la periodicidad del padecimiento y el nivel de afectación en la cotidianidad del paciente.
Es importante que si el acúfeno aparece de manera prolongada, por más de tres meses, y de forma continuada, se acuda rápidamente a un otorrinolaringólogo para descartar algún otro problema y establecer el tratamiento.
Características del acúfeno
Aunque comúnmente los acúfenos son ligeros y de poca duración, pueden darse sonidos tan profundos, que impiden que el paciente pueda escuchar normalmente una conversación que se desarrolle a su lado. Lo que percibe va desde un campanilleo hasta pitidos, chiflidos, ronroneos, siseos, estruendos e incluso el cantar de los grillos.
Diversas pruebas médicas han logrado diferenciar dos variedades importantes de acúfenos: los periféricos que perduran días o semanas, y los centrales o crónicos, que pueden darse durante meses y años.
Causas del ACÚFENO
De acuerdo a diversos estudios, la mitad de los acúfenos aparecen por una lesión en el oído, por acción de ruidos fuertes e intensos en el ambiente, y como consecuencia de sonidos súbitos como explosiones. Esto hace que sean muy comunes en cazadores, asiduos visitantes de discotecas y en individuos que escuchan música con alto volumen en sus auriculares.
En la otra mitad de los casos, intervienen medicamentos que tienen incidencia directa en los oídos como los usados para quimioterapia, los antidepresivos con química cerebral y los empleados en personas que padecen de problemas en la cervical, en la mandíbula y en la dentadura. También, a aquellas afectadas por trastornos vasculares e hipertensivos.
El acúfeno puede generarse además por la vibración de los tejidos que rodean los oídos e incluso por errores en el sistema auditivo, la contracción de los músculos de los oídos y de los huesos de la mandíbula.
¿A quién afecta?
El acúfeno afecta a personas de diferentes edades, aunque se ha visto mayor incidencia en individuos de la tercera edad. En ciertas situaciones va acompañado de una sordera que dura pocos minutos o de vértigo.
Recientes investigaciones han determinado que se origina en varias partes del cerebro y no solo en aquellas encargadas de la audición. Si se prolonga por más de seis meses, se puede hablar de un padecimiento crónico que da lugar a circuitos cerebrales que estimulan su prolongación e intensidad.
Tratamiento del ACÚFENO
En la mayoría de las situaciones, los síntomas del acúfeno se pueden disminuir mediante la utilización de aparatos de sordera. Aunque parezca increíble, cuando aparecen por estrés, tensión o ansiedad, estos instrumentos pueden relajar al paciente con funciones como la activación de música suave, que le llevarán a un estado de calma.
Otras personas que lo han sufrido, dicen que el mantener la mente ocupada les ha ayudado a no escuchar los sonidos y a minimizar la molestia.
Aunque el mercado está inundado de pastillas, gotas y otras presuntas curas para los acúfenos, la realidad es que la mayoría de esos productos solo ofrecen un efecto placebo a corto plazo.
Algunos médicos indican que lo mejor es contrarrestarlo con un sonido más fuerte pero relajante, y con terapias cognitivas que permitan que el paciente se distraiga y no que enfoquen toda su atención en el ruido.
En diagnósticos muy específicos y severos, algunos doctores recurren a trasplantes cocleares que ayudan a disminuir los sonidos de manera significativa.
A pesar de esto, la realidad es que no existe ningún tratamiento realmente efectivo que haga desaparecer completamente los acúfenos, ni mucho menos que eviten su aparición. Lo más importante es aprender a diferenciar un sonido causado por estrés o cansancio, de un padecimiento crónico que pueda llegar a incapacitar a una persona y afectar directamente su calidad de vida. Para ello, es importante consultar con un especialista y prestar atención a la sintomatología.
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