Pocas sustancias resultan tan perjudiciales para el organismo como el alcohol. Aunque es poco probable que el consumo moderado en adultos produzca daños severos, al menos 3.3 millones de muertes al año, en todo el mundo, son atribuidas a su consumo excesivo, o lo que es lo mismo, al alcoholismo.
El alcohol puede producir dependencia en quienes lo ingieren con frecuencia, y generar alcoholismo, que no es más que una dependencia del alcohol. En muchos casos, quienes lo padecen, saben que la bebida les ocasionará problemas, pero no pueden detenerse a voluntad.
Las causas del trastorno por consumo de alcohol son desconocidas. Sin embargo, especialistas concuerdan en que hay predisposición genética, factores medioambientales o psicológicos, incluso una combinación de ellos.
Particularmente en los hombres, quienes toman entre quince o más tragos a la semana, o hasta cinco bebidas en una hora, tienen un alto riesgo de sufrir alcoholismo. En las damas, la proporción varía. Quienes beben más de ocho tragos a la semana o hasta cuatro en un lapso de 60 minutos, pueden tener serios inconvenientes asociados al alcohol.
Un trago puede contener alrededor de 12 onzas o 360 ml de cerveza, que equivale a 5% de alcohol. Una copa de vino tiene aproximadamente cinco onzas o 150 ml, que contienen un 12% de alcohol. Mientras que un vaso de 1.5 onzas o 45 ml de licor, alcanza los 80 grados o 40% de alcohol.
Síntomas de que hay alcoholismo
Los médicos han diseñado una lista de padecimientos y comportamientos, que el paciente debe reflejar durante los últimos años para ser diagnosticado con un trastorno por dependencia al alcohol. Algunos de ellos son los siguientes:
- La cantidad de veces que se ingiere alcohol. Se debe considerar si se toma de más o por más tiempo.
- Tuvo la intención de reducir el consumo de alcohol o dejarlo por completo y no pudo.
- Pierde mucho tiempo y esfuerzo en encontrar alcohol, usarlo o recuperarse de sus efectos.
- Tiene ansias constantes o fuertes impulsos por beber alcohol.
- Debido a que consume alcohol con regularidad, no está asistiendo al trabajo o al colegio, incluso tiene una mala conducta como consecuencia de la bebida.
- Continúa tomando aun cuando esta situación impacta negativamente en sus relaciones familiares, laborales, amorosas y personales.
- Dejó de realizar actividades que disfrutaba con regularidad.
- Tiene tendencia a involucrase en situaciones que pueden ponerle en riesgo como manejar maquinaria pesada, conducir en estado de ebriedad o tener relaciones sexuales sin la debida protección.
- Sigue bebiendo alcohol pese a que sus malestares de salud se acrecientan.
- Requiere tomar más y más alcohol para sentir sus efectos o emborracharse.
- Le atacan los síntomas de la abstinencia, que aparecen a poco más de 8 horas de haber consumido el último trago. Estos incluyen: ansiedad y nerviosismo, depresión, cansancio excesivo, irritabilidad, temblores, pesadillas o pensamientos difusos y un inestable estado de ánimo.
- Lagunas mentales.
Causas del alcoholismo
Aunque son muchas las causas por las que una persona recurre al alcohol, ciertas predisposiciones juegan un papel fundamental: Si alguno de los padres del individuo presenta alcoholismo, es posible que éste tenga mayor riesgo de padecerlo. El modelamiento de conducta juega un papel fundamental, más allá de los genes.
Destacan también como causas probables la presión social de un grupo al que se desea pertenecer, especialmente si se es joven, la depresión severa, los trastornos bipolares de ansiedad o esquizofrenia, la baja autoestima, los altibajos en las relaciones personales, el estrés y el acceso fácil a bebidas alcohólicas.
Revisión y tratamiento
Si una persona ha decidido dejar de tomar, lo primero que debe hacer es asistir a una consulta médica. El doctor le examinará y le preguntará acerca de su historial médico familiar y los síntomas que presenta. Asimismo, le ordenará un examen de alcoholemia para saber si ha tomado recientemente, pruebas de función hepática y magnesio en la sangre.
Muchos alcohólicos requieren dejar de tomar inmediatamente por los daños generados a la salud, lo que puede provocar abstinencia. Este episodio es bastante incómodo y hasta potencialmente mortal si no se tiene el apoyo de un galeno.
Contar con el soporte familiar es vital para sobrellevar un proceso de recuperación. Quienes presentan alcoholismo no suelen estar conscientes de que tienen un problema, por lo que es primordial hacerles entender la realidad y los alcances de esta condición.
Recuperarse del alcoholismo puede ser más llevadero si se ingresa a grupos de apoyo que ofrecen información sobre el alcohol y sus consecuencias en el organismo y ayuda emocional, terapia de control del comportamiento. Algunos brindan opciones de alojamiento para los dependientes y receten medicamentos con el debido chequeo de un médico.
Para lograr superar el alcoholismo se debe, en primer lugar, reconocer la adicción. La abstinencia siempre se hará presente y el paciente requerirá el ingreso a un centro de asistencia sanitaria para iniciar una fase de desintoxicación, a la que le sigue una etapa de deshabituación, cuya meta es lograr que el individuo no vuelva a incurrir en el vicio.
Es importante combinar psicoterapia, tratamiento medicinal, terapia familiar y de pareja, primeros auxilios cuando lo amerite y autoayuda. El alcoholismo estará vencido cuando se haya logrado modificar la conducta del sujeto.
Consecuencias del alcoholismo
Aunque los cambios conductuales que presentan los diagnosticados con alcoholismo repercuten en deterioros emocionales y psicológicos, las consecuencias físicas pueden ser más graves. Cuando se tiene alcoholismo se incrementan las posibilidades de desarrollar cáncer, enfermedades en el hígado, cerebro y otros órganos.
Tomar durante el embarazo puede generar graves patologías al bebé, sin mencionar el peligro latente de fallecimientos por accidentes de tránsito o lesiones, y la tendencia al homicidio y al suicidio que se tiende a presentar cuando se está bajo los efectos del alcohol.
Cuando se tiene alcoholismo, se aumenta la probabilidad de diabetes, gastritis, insomnio, hemorragia y degeneración cerebral, hepatitis, pancreatitis, insomnio, celos excesivos, demencia alcohólica, psicosis, deficiencias nutricionales y disfunción eréctil, entre muchos otros síntomas y afecciones.
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