Sin saberlo, en tu casa puedes estar alojando a unos huéspedes muy peligrosos: los ácaros. Estos arácnidos, de menos de un milímetro de longitud, suelen acumularse en habitaciones cerradas como dormitorios y salas. Los colchones son su lugar predilecto para la reproducción, y los espacios húmedos su hábitat más recurrente. Se dice que existen unas 500 mil variedades, siendo los ácaros del polvo (Dermatophagoides pteronissimus) los más comunes. Aunque son imperceptibles y silenciosos, pueden causar afecciones cutáneas, incluso hay quienes llegan a desarrollar alergia a los ácaros.
Desde finales de los 60, los ácaros son reconocidos como responsables de la tan temida alergia al polvo, que se manifiesta con taponamiento nasal, secreción, estornudos y rinitis. En casos más fuertes, puede ocasionar asma bronquial, dificultad respiratoria, exceso de tos, picor en los ojos y lagrimeo.
Tipos de ácaros
La alergia a los ácaros puede ser causada por otras variedades de este microorganismo como son el Dermatophagoides farinae, el Blomia tropicalis, Dermatophagoides microceras y el Euroglyphus maynei que, por lo general, pernoctan en peluches, cortinas, alfombras, sabanas y demás materiales textiles que puedan reunir polvo.
Hay evidencia de que un gramo de polvo puede contener entre 2.000 y 10.000 ácaros, sin que esto signifique que la habitación esté desaseada. Otras estimaciones indican que en una cama puede haber dos millones de estos individuos, y que en cada paso humano se pueden encontrar unos cuatro mil.
Existe otra tipología de ácaros catalogada como ácaros de almacenamiento, que viven en establos y graneros, y se nutren de granos, cereales, quesos y harinas.
Cualquier persona con un sistema inmune debilitado, puede presentar alergia a los ácaros de cualquiera de estas dos variantes.
Actuación de los ácaros
Estos microorganismos no penetran en el cuerpo humano, sino que van desprendiendo partículas que flotan en el aire y que al ser respiradas detonan en alergias a los ácaros. Son los átomos que se hallan en las heces de los ácaros los que causan la mayoría de las enfermedades.
Cuando se mueren, sus cuerpos se van desintegrando y desprendiendo toxinas que también causan alergias a los ácaros. Si una persona respira de manera brusca una gran cantidad de partículas de ácaros, puede atravesar un problema agudo de asma o de rinoconjuntivitis. Sin embargo, hay otras a las que esta situación no les genera ningún tipo de dificultades.
Determinados estudios han reflejado que una porción de 2 miligramos de ácaros por cada gramo de polvo, puede propiciar alergia en individuos predispuestos, y 10 miligramos un ataque agudo de asma.
Como si fuera poco, las pequeñas partículas que se inspiran diariamente pueden desencadenar a largo plazo inflamación de los bronquios, haciendo que éstos se vuelvan más sensibles a estímulos como infecciones, ejercicios, contaminación y alergia a los ácaros. Lo mismo puede ocurrir en la nariz y en los ojos.
¿Qué hacer ante la alergia a los ácaros? tratamiento
Cuando se es víctima de alergia a los ácaros, es importante iniciar un tratamiento de inmunización con vacunas que repelen la acción de agentes alérgenos. Esto debe hacerse bajo estricta vigilancia médica.
Igualmente, es recomendable usar ropa de cama y textiles a prueba de ácaros, cubrir almohadas y colchones con fundas diseñadas para bloquear el polvo, e instalar un deshumificador o un higrómetro, dispositivos que ayudan a medir y a contrarrestar los niveles de humedad.
También se deben lavar los textiles cada semana, preferiblemente en agua caliente para prevenir la alergia a los ácaros. Tras este proceso, se deben dejar secar completamente.
Aquellos artículos que no pueden lavarse pueden refrigerarse durante 24 horas. No obstante, aunque esto elimina los ácaros, no combate los factores alérgenos.
Si tiene niños pequeños y decide comprarles juguetes rellenos, procure que estos sean lavables. El procedimiento para la higiene es el mismo que se debe cumplir con la ropa de cama: lavar en agua caliente a 60 grados.
Algo tan sencillo como utilizar un paño húmedo con agua o aceite para eliminar el polvo puede ser de gran ayuda para remover las partículas que se dispersen en el aire y los ácaros que se acomodan en las superficies.
Otras medidas para prevenir la alergia a los ácaros
Para matar a estos microorganismos y mantener a raya la alergia a los ácaros, se puede recurrir a los acaricidas. Estos repelentes se esparcen en almohadas, muebles, cortinas y habitaciones completas, especialmente en las de aquellas personas más propensas a desarrollar afecciones respiratorias y cutáneas.
Lo conveniente es esparcir el producto, dejar actuar durante dos horas y luego aspirar para excluir los ácaros restantes y los muertos.
Es vital que la persona alérgica no esté presente a la hora de la fumigación, ya que la exposición a los químicos puede incrementar los signos de la alergia. .
incidencia de la Alergia a los ácaros
En la actualidad, 20% de la población mundial sufre algún tipo de alergia a los ácaros. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, esta cifra irá en aumento. Tanto, que en los próximos 20 años las alergias serán afecciones comunes en países de Europa y América.
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