Se denomina antifúngicos o antimicóticos a aquellas sustancias que tienen la propiedad de impedir el desarrollo de los hongos e inclusive eliminarlos. Si bien existen algunos que son inofensivos para el ser humano, como los hongos de la levadura del pan y la fermentación de quesos, vinos y cervezas, hay otros que originan serias afecciones, por lo que suelen ser combatidos con estas sustancias que encierran diversas estructuras químicas y mecanismos de acción. Buena parte de ellas actúan perjudicando la pared celular del hongo y causando la muerte de la célula.
CLASIFICACIÓN SEGÚN EL TIPO DE MICOSIS
- Antifúngicos para infecciones sistémicas: ketoconazol, fluconazol, itraconazol, voriconazol, posaconazol, flucitosina, caspofungina, micafungina y anidulafungina, entre otros.
- Antifúngicos para infecciones superficiales: clotrimazol, miconazol, tioconazol, terbinafina y griseofulvina, por mencionar algunos de ellos.
CLASIFICACIÓN QUÍMICA de los Antifúngicos
- Polienicos: Anfotericina B. Nistatina
- Azoles-Imidazoles: ketoconazol. clotrimazol, miconazol, tioconazol.
- Triazoles: fluconazol, itraconazol, voriconazol, posaconazol
- Equinocandinas: caspofungina, micafungina, anidulafungina.
- Otros: flucitosina, terbinafina y griseofulvina.
MEDICAMENTOS ANTIFÚNGICOS
En el mercado se encuentran diferentes tipos de medicamentos antifúngicos para tratar las contaminaciones por hongos, que se presentan en forma de cremas, aerosoles, soluciones, champús, ungüentos y polvos. La mayoría de ellos se emplean cuando la zona afectada se halla expuesta, como boca, piel o cabello.
De igual modo, existen productos de administración oral que se usan, principalmente, para contrarrestar la acción de los hongos presentes en el tracto digestivo, así como presentaciones en inyección y óvulos vaginales que se utilizan para hacer frente a otro tipo de diagnósticos. Los pacientes tratados con antifúngicos inyectables por lo general están bastante enfermos o recluidos en centros clínicos por tener comprometida su salud.
INDICACIÓN
El tiempo de tratamiento depende del tipo de infección, de cuán grave es y de si la persona padece o no otro malestar o enfermedad, como complicaciones en el sistema inmunológico. De esta manera se tiene que la indicación de estos fármacos puede basarse en las siguientes consideraciones:
- Antifúngicos tópicos: Se utilizan para tratar los hongos de la piel, las uñas y el cuero cabelludo. Entre los más usados están miconazol, tioconazole, clotrimazol, ketoconazol, econazol, terbinafina y amorolfina. En ocasiones pueden combinarse con otras pomadas para potenciar su efecto. En el tratamiento de ciertas erupciones, por ejemplo, se receta junto con una crema suave de esteroides como la hidrocortisona. La crema antifúngica se encarga de eliminar la infección, mientras que los esteroides disminuyen la hinchazón coligada.
- Champús: Ideales para el tratamiento de las afecciones del cuero cabelludo y de algunas infecciones cutáneas. El ingrediente activo del champú suele ser el ketoconazol.
- Óvulos antifúngicos: Estos son comprimidos elaborados para ser implantados en la vagina cuando hay infecciones como candidiasis vaginal. Los más empleados son miconazol, econazol, clotrimazol y fenticonazol.
- Antimicóticos orales: Entre los más usados destacan el miconazol en gel y la nistatina líquida para la cura de la candidiasis bucal y de garganta. Igualmente hay antifúngicos como laterbinafina, posaconazol, itraconazol, fluconazol y voriconazol, que vienen en comprimidos. Como se dijo, el uso de uno u otro obedece al tipo de infección. Por ejemplo la terbinafina es idónea para el tratamiento de hongos en las uñas, y el fluconazol para la cura de la candidiasis vaginal y la prevención de contaminaciones fúngicas dentro del organismo.
- Inyecciones antifúngicas: Se aplican para contrarrestar las infecciones por hongos sistémicos peligrosos. Medicamentos como la flucitosina, itraconazol, anfotericina, voriconazol, caspofungina, anidulafungina y la micafungina son algunas de las alternativas, dependiendo del hongo que haya generado la infección.
EFECTOS SECUNDARIOS de los Antifúngicos
El uso de cremas anti fúngicas, soluciones, aerosoles y champús no genera complicaciones. Algunos pacientes eventualmente han presentado ardor, picazón o enrojecimiento en el área de aplicación, pero suelen mejorarse rápidamente. En cualquier caso, si los síntomas llegasen a ser graves, lo mejor es suspender el tratamiento y consultar al médico.
Muy pocas mujeres han sufrido irritación vaginal luego del uso de antifúngicos, por lo que suelen ser de común distribución a nivel mundial.
Los antifúngicos orales tampoco tienden a producir efectos colaterales. De hecho, la mayoría se compran sin récipe médico por las pocas probabilidades que hay de que ocasionen molestias o problemas. Sin embargo, pueden darse algunas situaciones:
- El miconazol puede inducir mareos, vómitos o erupción cutánea.
- La terbinafina puede propiciar dolor de estómago, inapetencia, náuseas, diarrea, jaqueca, erupción, variación del gusto y dolor muscular.
- La nistatina puede promover sensibilidad en la boca.
- El fluconazol puede ocasionar mareos, dolor estomacal, diarrea, gases, cefaleas o erupción.
- Las inyecciones antifúngicas son más delicadas, por lo que debe evaluarse la relación riesgo beneficio antes de recurrir a su aplicación.
información general de los Antifúngicos
Es bueno tener presente que los antifúngicos no son iguales que los antibióticos. Estos últimos no afectan a los hongos, sino a las bacterias y a otro tipo de gérmenes. Aún tomándolos, se puede contraer una infección por hongos, pues con su ingesta suelen desaparecer algunas bacterias inofensivas que habitan en la piel y en la vagina, permitiendo la proliferación de hongos.
El término antifúngico se usa también para denominar productos que son usados en el campo de la agricultura para controlar las plagas y enfermedades en la plantas.
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