La apendicitis aguda es la inflamación del apéndice cecal y es una de las causas más comunes de abdomen agudo. Las paredes del apéndice cecal contienen fibras circulares y longitudinales, y su mucosa posee folículos linfoides en su espesor. La obstrucción de este apéndice produce edemas y con ellos más obstrucción. Por lo general, el origen de este padecimiento es la presencia de un fecalito, parásito o cuerpo extraño.
En una primera etapa de la apendicitis aguda, la obstrucción comprime los conductos linfáticos, lo que causa hinchazón y acumulación de moco, que luego se transforma en pus por la cantidad de bacterias, y provoca la aparición de úlceras en la mucosa.
En esa fase inicial, se habla de un apéndice focal, cuyos síntomas son parecidos a los de una simple indigestión. Posteriormente, surge una epigastrialgia, caracterizada por un dolor en el epigastrio que indica la evolución de la apendicitis aguda.
Cuando la apendicitis aguda avanza, está más desarrollada, se presenta una trombosis de los vasos sanguíneos que ocasiona necrosis y gangrena, un cuadro clínico conocido como apendicitis aguda gangrenosa, que conduce a una contaminación peritoneal, aunque sin perforación visible de la pared gangrenada.
En una tercer ciclo, el apéndice cecal se perfora donde la pared gangrenada está más débil y se escapa por allí el contenido purulento que da origen a la peritonitis, que puede ser retroperitoneal (localizada) o intraperitoneal (generalizada).
Síntomas de la apendicitis aguda
Básicamente, los síntomas de la apendicitis aguda se desarrollan en tres períodos: dolor, vómito y fiebre. Cuando el orden de aparición de estos signos es diferente, debe reconsiderarse el diagnóstico.
El dolor abdominal es continuo, de intensidad moderada, y aumenta con la tos, los movimientos respiratorios o la deambulación, más no cede con el vómito. Es un dolor que obliga al individuo a quedarse en la cama para poder hacerlo más soportable.
El dolor abdominal de la apendicitis aguda suele ser difícil de ubicar porque es difuso en la zona periumbilical. Generalmente es en el epigastrio, es decir, en la boca del estómago. Cuando se desarrolla la peritonitis se halla en la fosa ilíaca derecha. Si el paciente es mujer y está embarazada, este dolor se nota en el cuadrante superior derecho. La molestia va acompaña de pérdida de apetito, náuseas y vómitos.
Tratamiento para una apendicitis aguda
Al momento de la evaluación, el doctor debe presionar la mitad derecha del abdomen, especialmente en la parte baja, y el dolor aumentará al soltar de repente. Adicionalmente, debe practicar una ecografía y evaluaciones sanguíneas.
Al obtener los resultados de la hematología, ya el médico puede corroborar su diagnóstico. El principal indicio es una elevación de los niveles de glóbulos blancos.
El paso siguiente es una cirugía de emergencia. Actualmente, la extracción del apéndice se realiza con una técnica muy avanzada denominada apendicectomía laparoscópica. Esta consiste en realizar tres aberturas en la zona del ombligo y la parte inferior del abdomen por donde se introducen los instrumentos quirúrgicos y se extrae el apéndice. Es una operación sencilla y de la cual el paciente se recupera rápidamente.
Riesgos que se pueden presentar
Si la apendicitis aguda no se opera a tiempo, la persona corre graves riesgos de salud. Es entonces cuando puede desarrollar una peritonitis (proceso infeccioso avanzado) en todo el abdomen, con difusión del pus por la cavidad intraabdominal. En estos casos, la intervención y recuperación del afectado es más prolongada y delicada, porque de no saberse tratar, puede devenir una sepsis que causará la muerte.
Otras complicaciones que se pueden presentar si no se opera oportunamente la apendicitis aguda, es el desarrollo de un absceso apendicular o plastrón apendicular, como resultado de la perforación del apéndice con adhesión de los órganos cercanos, lo que dificulta su extracción y provoca lesiones en otros órganos. En esta circunstancia, se debe prescribir un tratamiento a base de antibióticos endovenosos para posteriormente evaluar la posibilidad de una apendicetomía, la cual debe efectuarse cuando la inflamación haya disminuido. Solo así se evitarán complicaciones en la cirugía y después de ella.
Apendicitis en la infancia y tercera edad
Los niños que presentan apendicitis aguda pueden tener fiebre más alta y más vómitos que los adultos. Por lo tanto, el interrogatorio y los exámenes semiológicos son más difíciles de realizar.
Cuando están presentes los síntomas, el apéndice se puede perforar antes de las 24 horas (peritonitis). El problema radica en que antes de los cuatro años, los niños no presentan abdomen en tabla, es decir esa tensión de los músculos de la barriga que se siente al tocar o presionar el abdomen, y que constituye una de las pruebas para el diagnostico de la patología.
En las personas de edad avanzada, los síntomas son pocos sugestivos y hay una progresión más rápida de la afección, por lo que la perforación apendicular suele ser la regla, aumentando morbilidad y mortalidad. En las personas mayores de 70 años, este índice es de un 15%, en vista de que hay factores coadyuvantes como la presencia de patologías asociadas, especialmente de tipo cardiovascular.
En las mujeres embarazadas la apendicitis aguda se presenta en uno de cada mil a 1500 casos, pero debe ser vigilada porque las señales tienden a confundirse con las del mismo embarazo.
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