El blanqueamiento dental es un tratamiento estético, que tiene por objetivo disminuir entre cinco y siete veces el tono natural de los dientes, dejándolos más brillantes y blancos.
Se aplica a partir de los 15 años de edad, o cuando el esmalte de los dientes esté completamente formado.
Está contraindicado en mujeres embarazadas y en pacientes con enfermedad periodontal o retracción gingival. Tampoco es apropiado para personas alérgicas a los componentes de la fórmula o que hayan sido sometidas a procesos de restauración severos.
El blanqueamiento dental no tiene efectos sobre restauraciones realizadas con luz alógena, como rellenos blancos o resinas, puentes, amalgamas, coronas u otro tipo de incrustaciones. En algunos casos, se reemplazan las piezas que no modifican su tonalidad al cabo de 15 días.
Varios tipos de blanqueamiento dental
Existen dos técnicas muy comunes para llevar a cabo el blanqueamiento dental. Una de ellas se ejecuta en el consultorio y consiste en la aplicación de un agente oxidante sobre las piezas dentales, mediante una luz especial que lo activa. Para proteger la boca, se coloca una especie de hule en las encías que rodean los cuellos dentales.
El procedimiento demora unos 60 minutos. Dependiendo de las necesidades o expectativas del paciente, pueden requerirse dos o tres sesiones.
El otro método de blanqueamiento dental puede realizarse en el hogar. Para ello, el odontólogo tomará la medida de los dientes y fabricará una cuchara o una cubeta adaptada al tamaño de la boca, que el individuo debe llenar con un gel blanqueador que deberá utilizar por dos horas, durante dos semanas.
La mayoría de las sustancias usadas para el blanqueamiento dental poseen peróxido de carbamida o peróxido de hidrógeno en concentraciones de 10-22%, que eliminan manchas superficiales o profundas.
Algunos especialistas recomiendan también la utilización de cremas blanqueadoras que están compuestas de químicos o pulituras que garantizan la remoción de cualquier destello amarillo o grisáceo presente en la superficie de los dientes, la mayoría causados por alimentos, cigarrillos y malos hábitos de higiene.
Técnicas más avanzadas
El láser y el led son dos de los recursos más modernos, siendo el led uno de los más aplicados, puesto que provoca menos sensibilidad, por el uso de luz fría.
Factores como el calentamiento del gel, presencia de reacciones por fotoactivadores del blanqueador y la intervención de catalizadores, son condicionantes.
Lo que se busca con el láser y el led, es potenciar el efecto del blanqueante, sin incrementar la temperatura del diente. De esta manera, se evitarán lesiones en los tejidos blandos.
Beneficios del blanqueamiento dental
Gracias al blanqueamiento dental, es posible desaparecer la mayoría de las manchas, producidas también por el consumo de medicamentos, café, té, bebidas carbonatadas, productos con colorantes o vino tinto.
Sin embargo, debe tomarse en cuenta que no todos los oscurecimientos dentales o manchas se pueden mejorar o eliminar con un blanqueamiento dental. Hay situaciones que ameritan otros recursos odontológicos, como el uso de fundas o carillas de porcelana.
A modo de mantenimiento, el tratamiento puede repetirse después de seis o doce meses, según la intensidad de la pigmentación presentada.
Con los cuidados adecuados, el efecto del blanqueamiento dental puede durar entre uno y dos años.
Antes y después del blanqueamiento dental
Antes del blanqueamiento dental, la persona debe seguir una serie de recomendaciones y prácticas que ayudarán al galeno a conocer la existencia o no de alguna patología o sensibilidad dental, e incluso indagar sobre las expectativas del individuo.
La higiene es muy importante para el éxito del procedimiento. El cepillado tres veces al día, las consultas odontológicas periódicas y las limpiezas profundas una vez al año, servirán para mantener la salud bucal y preparar el terreno para la ejecución de un tratamiento adecuado.
Posterior al blanqueamiento dental, se debe procurar consumir alimentos “blancos” para prevenir las manchas en los dientes, especialmente durante las 72 horas posteriores al procedimiento.
Luego de que se efectúe el blanqueamiento dental, la persona debe continuar el tratamiento en casa con férulas fabricadas a base de productos blanqueadores con menores concentraciones de peróxido de hidrógeno, que deben colocarse durante dos o tres noches para dormir, o durante varias horas en la tarde. Esto permitirá que os dientes adquieran una mejor tonalidad y apariencia con el paso de los días.
Sin abusar
El abuso del blanqueamiento dental con peróxido hidrógeno, peróxido de carbamida o cualquier otro método, incluido el láser, puede generar variaciones histomorfológicas en los dientes, problemas en la matriz del esmalte, la pulpa y el interior del diente. Esto quiere decir que se perjudicará el paquete vásculo-nervioso en el interior de los dientes.
En los casos más graves, se pueden presentar lesiones irreversibles, como destrucciones de las capas prismáticas de los dientes, reabsorciones de las raíces de los dientes, o pulpitis crónicas, que requerirán que el paciente se someta a tratamientos de endodoncia. Por ende, se presentarán dolores fuertes y debilitamiento de la raíz de los dientes.
Por todo esto, es vital que el blanqueamiento dental sea efectuado por un odontólogo, que se haya formado en la especialidad estética.
Es factible que durante y después del blanqueamiento dental, se presente hipersensibilidad transitoria, pero desaparece al finalizar el tratamiento. Si esto no sucede, se pueden emplear geles blanqueadores que contengan nitrato potásico y flúor.
Si a pesar de ello la sensibilidad se torna insoportable, se debe recurrir al médico, quien posiblemente recetará productos con fluoruro para remineralizar los dientes. Se pueden usar en el cepillado o en la cubeta.
En situaciones normales, la sensibilidad cesa en un plazo de 24 horas.
Deja un comentario