Para quienes asumen esta práctica como una adicción o una forma de combatir la ansiedad, dejar de comerse las uñas no resulta tan sencillo. Esta acción les representa un desahogo y una manera de drenar la angustia. A pocos minutos de presentar un examen, antes de entrar a una entrevista de trabajo o frente a una situación de peligro, comerse las uñas es para ellos un antídoto perfecto para la liberación del estrés, y aunque parezca un acto inofensivo, la verdad es que puede afectar la apariencia de las manos y la salud en general.
Más allá de la mala imagen y los problemas estéticos que pudieran generarse, comerse las uñas puede ser un indicio de un trastorno obsesivo compulsivo al que se debe prestar mucha atención.
El problema se presenta cuando comerse las uñas pasa de ser una simple manía, a un acto recurrente y dominante. Generalmente se produce sangrado, desprendimiento de las uñas y dolor.
Especialistas sugieren que hay eventos de la niñez que pueden detonar esta conducta, hasta hacer que los individuos la asuman sin estar presionados por un hecho angustiante. De igual modo, puede ser producto de la timidez o el inadecuado desarrollo de las habilidades sociales.
En estado “normal”, muchos infantes la adquieren y la van dejando conforme avanzan en edad. Lo ideal en esas situaciones, es ir aplicando estrategias de relajación que les permitan drenar la inquietud o ansía que pudieran estar sintiendo al momento de comerse las uñas.
Si aún en la adultez se mantiene la práctica, lo mejor será recurrir a terapias cognitivas, similares a las usadas cuando se quiere dejar de fumar o de beber.
¿Por qué dejar de comerse las uñas?
En principio porque es un hábito asociado con la mala educación y anti higiene. Luego, porque en las uñas se congregan bacterias como salmonella o escherichia coli que pueden ocasionar fiebre, vómito, diarrea e infecciones gastrointestinales. Como si fuera poco, pueden generarse patologías cutáneas como la paroniquia, que se manifiesta con inflamación, enrojecimiento y formación de sustancias purulentas debajo de la uña.
Quien tenga verrugas, por ejemplo, tiene más riesgo de propagarlas a la zona del rostro al comerse las uñas. Asimismo, puede potenciar el desgaste de las piezas dentales por la pérdida de esmalte, y presentar mala oclusión dental o molestias mandibulares.
¿Cómo dejar de comerse las uñas?
Existen varias acciones caseras que pueden tomar para dejar de comerse las uñas. Si eres tú uno de los interesados, presta atención y prueba aplicando algunas de ellas. Si conoces una mejor, no dudes en compartirla:
- Cubrirlas con las almohadillas de las curitas. Deberás tenerlas puestas por varios días y reemplazarlas cada vez que te bañes.
- Buscar formas de mantener ocupadas la boca y las manos. Cada vez que sientas ganas de morderte las uñas, busca otra cosa que hacer. Algunos optan por tamborilear los dedos, otros por entrelazar las manos, jugar con sus pulgares, poner las manos en los bolsillos o conformarse con mirarlas.
- Puede ser muy útil llevar una moneda, una banda elástica o un objeto anti estrés, para jugar con él, en lugar de morderte las uñas.
- Aplica tareas de distracción en esos momentos en los cuales sueles morderte las uñas, como cuando estás en un salón de clases o en el asiento de copiloto de un vehículo. En vez de comerte las uñas, escribe notas o manipula el teléfono o las llaves.
- Masticar chicles o comer dulces es una buena opción, ya que por su agradable sabor, no te provocará probar otra cosa. Tampoco la idea es terminar aumentando de peso por dejar de comerte las uñas. Puedes probar opciones más saludables para masticar, como frutas o zanahorias.
- Carga siempre una botella de agua, a fin de que puedas ingerir un poco en lugar de llevarte las manos a la boca.
Pintarse las uñas ayuda
Si ninguna de las opciones anteriores resulta o atrae para dejar de comerse las uñas, existen soluciones un poco más radicales, como pintárselas con un inhibidor químico, que les dará muy mal sabor.
Se debe aplicar varias veces o llevarla en todo momento para cuando haya ansiedad. Si se llegase a acostumbrar al sabor de la solución, habrá que utilizar otro inhibidor para dejar de comerse las uñas.
Lo conveniente es continuar pintándolas hasta que realmente se consiga dejar de comerse las uñas. Si luego de cumplir con el cometido provoca caer en la tentación, se puede oler el inhibidor para recordar lo desagradable que es.
Una opción más sencilla es pintarse las uñas con un esmalte. En el caso de las mujeres, pueden hacerlo con colores fuertes, como negro o rojo, que se verán mal si se comen las uñas.
Los hombres, pueden colocarse un poco de esmalte para el crecimiento o brillo. Añadiéndole ajo o cebolla serán más beneficiosos.
Las uñas postizas pueden resultar grandes aliadas. Lo mejor es acudir a un manicurista profesional para que aplique los acrílicos de forma correcta.
Para ejercer más presión, se puede optar por una manicura muy costosa, ya que esto hará pensarlo dos veces antes de perder esa importante inversión monetaria por un simple deseo de comerse las uñas.
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