Está claro que cuando se trata de alimentación se debe ser precavido. Lo que a veces comienza como un simple interés por perder algo de peso, puede terminar en obsesión o, peor aún, en enfermedad. El ansiado deseo por lograr resultados “rápidos” o “milagrosos” incita a tomar caminos “fáciles”, sin temor a echar por tierra ese equilibrio nutricional del que tanto hablan los especialistas. En esos caminos “exprés” que conducen al adelgazamiento fácil (más no provechoso), destaca la dieta de la piña. Con el tiempo se han creado diversas variantes, con algunas diferencias en la cantidad de días y en los productos que la complementan, pero todas prometen una reducción de peso de hasta cinco kilos. ¿Y cómo no? si excluye los carbohidratos y abusa de la piña.
Es cierto que la dieta de la piña y, muy particularmente la fruta, causa un efecto diurético que previene o disminuye la desinflamación, pero es importante recordar que ese magnífico resultado es momentáneo. Cuando la dieta haya terminado y se retomen los desórdenes alimenticios habituales, se recuperará el peso original, ya que lo que realmente habrá desaparecido será el exceso de líquido que se hallaba retenido y no la grasa acumulada.
Quienes suelen seguir la dieta de la piña lo hacen escudados en el hecho de que con ella se favorece el proceso digestivo y se aporta vitaminas al organismo, lo cual es completamente cierto, pero está más que comprobado que al excluir productos básicos de la dieta, sólo se estará promoviendo una carencia de nutrientes, proteínas y minerales que ocasiona daños severos a la salud. En cualquier caso, los que se animen a cumplir con la dieta de la piña, deben tener presente que bajo ningún concepto se puede extender el régimen por más de cinco días. La dieta de la piña es básicamente una dieta de desintoxicación, y no un remedio radical para el problema de sobrepeso u obesidad. Tal vez sea una buena opción para lucir mejor en Semana Santa o Navidad. Pero ¡cuidado! Por más inofensiva que parezca, un exceso de piña o cualquier otro diurético, puede provocar una pérdida de líquido que podría generar deshidratación. Por ello, no se indican a pacientes con dificultades renales.
Menú de la dieta de la piña
Esta modalidad de la dieta de la piña se debe cumplir sólo por tres días. Incluye cinco comidas (las tres principales y dos meriendas), y combina el consumo de piña natural con proteína animal y abúndate agua (al menos dos litros por día). El ejercicio no está permitido, pues suprime productos que aportan energía. El menú es el siguiente:
Desayuno: dos rodajas de piña natural y media tostada de pan integral.
Merienda: Un vaso de jugo de piña casero.
Comida: 200gr de pechuga de pollo o filete de pescado, aderezados con especias al gusto y 2 o 3 rodajas de piña natural.
Merienda: Yogur desnatado de piña.
Otro menú para bajar de peso con la Dieta de la piña
Día 1
Desayuno: Dos rodajas de piña natural acompañada de una tostada de pan integral o dos galletas integrales.
Almuerzo: Dos rodajas de piña más un filete de ternera con brócoli hervido, aliñado con una cucharada de aceite de oliva y vinagre de manzana.
Cena: 200 gr de pechuga a la plancha preparada con una cucharada de aceite de oliva y una pisca de sal. Agregar una ensalada de lechuga y de postre comer dos rodajas de piña.
Día 2
Desayuno: dos galletas integrales, un yogur natural y dos rodajas de piña.
Almuerzo: Dos rodajas de piña, 200 gr de salmón a la plancha.
Cena: Ensalada de lechuga mixta acompañada de una lata de atún en agua y aderezada con una cucharada de aceite de oliva y vinagre. Dos rodajas de piña.
Día 3
Desayuno: dos rodajas de piña natural o en jugo. Dos galletas integrales y un café.
Almuerzo: 200 gr de pechuga a la plancha con verduras al vapor y dos rodajas de piña.
Cena: crema de verduras hecha con vegetales depurativos como el apio, el nabo, la alcachofa o los espárragos. Dos rodajas de piña natural o en jugo.
Por esto la Dieta de la piña ayuda a adelgazar
Deliciosa, refrescante y además permite perder peso. Con esta descripción cualquiera se rinde a la tentación de comer una o varias piñas si es necesario. En la mayoría de los casos, aconsejan ingerirla sola y de forma natural, pero en otras variantes de la dieta de la piña, permiten añadir la fruta a ensaladas, gelatinas, cremas o jugos, y hasta sugieren emplear la concha para la preparación de un agua que puede sustituir al agua convencional. Para ello, se hierve durante 20 minutos en suficiente agua, se cuela y se mete al refrigerador. Quienes abogan por la dieta de la piña asegura que su “poder” reductor se debe principalmente a estas propiedades:
- En 100 gr posee sólo 55 calorías
- Aporta sensación de saciedad por su alto contenido de agua
- Brinda un efecto laxante por su abundante fibra
- Controla los niveles de colesterol y triglicéridos, así como la tensión arterial.
- Posee una sustancia denominada bromelina que favorece el procesamiento de las proteínas difíciles de romper.
- Remueve toxinas.
- Ayuda a limpiar el páncreas, el hígado y los riñones
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