El estado de salud de una persona no solo depende de su constitución genética, sino también del ambiente en el que se encuentre inmerso. Los seres humanos “convivimos” con una gran variedad de agentes infecciosos como virus, bacterias, hongos y parásitos que pueden producir signos y síntomas que comprometen el sistema nervioso central (SNC), hasta llegar a provocar la inflamación del cerebro, o lo que clínicamente se conoce como encefalitis.
La encefalitis es una manifestación inusual de infecciones atribuidas mayormente a virus como el herpesvirus (principal causa de encefalitis aguda focal no epidémica), arbovirus (transmitidos por mordedura de artrópodos como garrapatas y mosquitos), enterovirus y rabia. Sin embargo, bacterias como Borrelia burgdorferi, Rickettsia y Mycoplasma neumoniae, también están vinculadas con la prevalencia de esta afección al SNC. Incluso hongos como Coccidioides immitis e Histoplasma capsulatum, pueden provocarla. La encefalitis es una patología poco común. Solo 0,5 de cada 100.000 personas la padecen, y la mayor incidencia es en niños, ancianos e individuos con debilidad en el sistema inmunológico a causa de otras enfermedades como VIH o Cáncer.
Signos y síntomas de la encefalitis
Se presenta con una triada de síntomas clásicos como fiebre, cefalea y trastorno del estado de conciencia, con episodios de desorientación, trastorno de la conducta o del lenguaje, disminución del movimiento (hemiparesia) o convulsiones. Son estas señales las que ayudan a distinguirla de la meningitis, una infección bacteriana que inflama las membranas que envuelven el encéfalo y la médula espinal, y que también se manifiesta con fiebre, aunque sin alteración sensorial o signos focales, cefalea y rigidez en la nuca.
La encefalitis también puede provocar alucinaciones, pérdida de memoria, somnolencia, cambios en la personalidad y síntomas neuropsiquiátricos. Las manifestaciones clínicas dependerán del tipo de virus causal de la afección y de cuan comprometidas estén las áreas encefálicas. El virus Rabia, por ejemplo, afecta las neuronas del sistema límbico; el Polio ataca la motoneurona del asta anterior de la médula espinal; el Paperas incide en el endotelio de los plexos coroídeos y células ependimarias; y el Herpes Simplex Humano (VHS), debilita las neuronas corticales del lóbulo temporal.
Diagnóstico de la encefalitis
Establecer un diagnóstico etiológico de encefalitis puede ser complicado. Se debe considerar la epidemiología, enfermedades preponderantes en la comunidad, contactos con animales, etc. La epidemiología es determinada por factores como edad, ubicación geográfica, temporada, clima y sistema inmunológico del paciente. En épocas del año no epidémicas, pero con signos focales encefálicos, no se puede descartar el VHS como causante, por lo que se debe realizar un electroencefalograma como método de neurodiagnóstico, prestando atención a la existencia de espigas u ondas de alto voltaje en áreas temporales y ondas lentas que son altamente sugerentes.
Otros virus promotores de encefalitis se pueden localizar en un área del cerebro y simular una infección herpética, por lo cual se debe implementar una técnica neurodiagnóstica de alta sensibilidad como la resonancia nuclear magnética, que detecta cambios precoces en el lóbulo temporal. Muchos especialistas se inclinan por la reacción de polimerasa en cadena (RPC) como proceso de diagnóstico cuando se trata de infecciones virales del SNC, especialmente enterovirus y VHS. Éste permite la detección del ácido nucleico viral, ADN o ARN. También suelen practicar una tomografía axial computada, a fin de observar lesiones evidentes después del tercer o cuarto día de detectada la afección. Su mayor utilidad es la posibilidad de mantener el control en la evolución regular del paciente.
Tratamiento
Los tratamientos contra la encefalitis buscan brindar al afectado una serie de cuidados complementarios que permitan aliviar los síntomas. Por lo general, el galeno controla los dolores de cabeza, temperatura corporal, malestar general y dolores en las articulaciones, prescribiendo analgésicos como paracetamol o ibuprofeno, anticonvulsivos como fenitoína, antiinflamatorios como corticoides e incluso esteroides más potentes como la dexametasona para reducir la inflamación cerebral y desaparecer los edemas. No está demás, que el paciente permanezca acostado con la cabeza levantada e ingiera líquidos constantemente para mejorar su condición.
Se pueden prescribir antibióticos para la eliminación del virus del sistema nervioso, no obstante, únicamente los virus de la familia del herpes pueden ser neutralizados mediante medicamentos antivirales como el aciclovir. Se sugiere una evaluación constante con RPC previo al retiro del aciclovir para determinar el avance. Otro fármaco sugerido es el ganciclovir, utilizado en las infecciones del citomegalovirus (CMV). Sin tratamiento, la tasa de mortalidad por encefalitis alcanza el 70%.
Prevención
La aplicación de vacunas disminuye considerablemente el riesgo de contraer encefalitis viral, principalmente rubéola, varicela y influenza. Para prevenir esta delicada patología, es importante tomar medidas desde el interior del hogar. Conviene purificar el agua, erradicar los mosquitos con una fumigación periódica, así como también evitar la exposición a los artrópodos y vectores de garrapatas. Creando conciencia sobre la incidencia de esta enfermedad, es la única manera en que realmente se puede disminuir el número de casos que, aunque son pocos, pueden ser peligrosos
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