Es una afección crónica y persistente que aunque puede mejorar con tratamiento, no tiene cura. Afecta el tracto intestinal, principalmente la zona donde termina el intestino delgado (el íleo) y comienza el colon, aunque también puede dañar otras áreas del tubo digestivo, incluidas la boca y el ano. La Enfermedad de Crohn es una patología autoinmune e inflamatoria que puede provocar cólico, náuseas, fiebre, disminución del apetito, pérdida de peso y sangrado rectal. Sin embargo, no sigue una línea de evolución, por lo cual el paciente difícilmente alcanzará una completa estabilidad.
Quienes padecen la Enfermedad de Crohn pueden pasar de una fase asintomática (remisión) a una de brote, y viceversa, sin importar cuan efectivo sea el método utilizado para su control. Habrá días en los que sólo manifestarán una baja concentración de hemoglobina en la sangre y otros en los que sentirán molestias en el ano (enfermedad perianal), diarrea y dolor abdominal. En los períodos activos o de mayor complejidad, los síntomas suelen mantenerse entre dos y cuatro semanas y, en la mayoría de los casos, se generan abscesos con pus, constricciones, estrechamiento de los intestinos, fisuras, desgarramientos en la pared del ano y fistulas (conexión anormal entre la superficie interna del canal anal y la piel que rodea la región perianal).
Al realizar análisis sanguinos, se evidenciará incremento de los marcadores de inflamación (proteína C, velocidad de sedimentación, plaquetas, fibrinógeno), anemia y otros signos.
influencia genética
Hasta el momento no se han determinado las causas de la Enfermedad de Crohn. Algunos estudios mencionan la detección de varias mutaciones del gen NOD2/CARD15 que podrían alterar la respuesta del sistema inmunitario ante la presencia de virus y bacterias en el organismo. Al parecer, ataca por error y destruye el tejido corporal sano, ocasionando hinchazón en las paredes intestinales y cicatrices.
Otras investigaciones mencionan una gran influencia genética y a pesar de que no se han establecido patrones hereditarios, se dice que los parientes de primer grado de una persona diagnosticada tienen un riesgo del 5,2 al 22,5 por ciento. Lo malo, es que hasta ahora no se han establecido métodos que permitan comprobar si la patología se reflejará en algún miembro de la familia. Lo que sí se sabe con certeza, es que existen factores como el tabaquismo, las infecciones intestinales y el estrés, que indicen en el desarrollo y consolidación de la enfermedad.
A cualquier edad
La Enfermedad de Crohn no tiene “preferencia” de sexo. Hombres y mujeres por igual pueden padecerla. Ataca principalmente a jóvenes entre 15 y 25 años de edad, pero realmente no hay nadie que esté exento de desarrollarla. En Europa Occidental y Estados Unidos, ha habido casos de niños y de personas mayores de 65 años. En ocasiones tiende a confundirse con Colitis ulcerosa, pero a diferencia de la Enfermedad de Crohn, ésta sólo aqueja al intestino grueso y no al resto del tracto digestivo.
El mayor problema de la Enfermedad de Crohn, es que al no tener un progreso determinado, no siempre se le da la importancia necesaria, incluso hay quienes la asocian con un simple dolor de estómago, sin considerar sus complicaciones. Cuando es mal tratada o mal diagnosticada, la Enfermedad de Crohn puede causar problemas en articulaciones, piel, mucosas y ojos como artritis, úlceras bucales, erupciones, llagas, salpullidos, osteoporosis y conjuntivitis, entre otras. El grado de deshidratación de un paciente con Enfermedad de Crohn puede ser tan recurrente, que puede llegar a desarrollar piedras en los riñones. Además, existe una gran probabilidad de formación de tumores malignos o cáncer de colon.
Diagnostico de la Enfermedad de Crohn
Ningún tratamiento será efectivo si no se realiza un diagnostico apropiado. En el caso de la Enfermedad de Crohn, el médico debe realizar diversos estudios para determinar cuál es la zona afectada. El primero de ellos es una analítica sanguínea para descartar anemia, incremento del número de glóbulos blancos, así como falta de proteínas, hierro, vitaminas, ácido fólico y vitamina B12. También se debe efectuar un cultivo de heces para comprobar la presencia de parásitos, sangre o bacterias que puedan indicar una enfermedad intestinal. Además de ello, es fundamental someter al paciente a radiografías, tomografías computarizadas, endoscopia y colonoscopia, pues son estas las pruebas que aportarán resultados certeros de la presencia de esta afección. Algunos individuos son sometidos a una prueba específica del digestivo superior para la cual se emplea un lente, tubo o cámara con una luz en la punta para observar la pared del tracto gastrointestinal y obtener muestras para biopsias. En centros asistenciales de avanzada, cuentan con cámaras miniaturas (cápsulas endoscópicas) que deben ser tragadas por la persona para poder chequear los nueve pies (aprox. 2,75mts) de intestino delgado.
Contrarrestar los síntomas
Como se ha dicho, la Enfermedad de Crohn es de por vida. No hay nada que pueda curarla, pero sí se han creado medicinas que ayudan a disminuir la intensidad y periodicidad de los síntomas. Los médicos suelen indicar aminosalicilatos, antiinflamatorios y, dependiendo de la gravedad, corticoides, inmunosupresores y antibióticos. Cuando hay fistulas que no logran cerrar, se administran fármacos biológicos como infliximab. Con esto y una buena alimentación, el paciente podría mantener una vida normal. La indicación es realizar una prueba especializada cada 12 o 24 meses para darle seguimiento a la patología.
El objetivo principal de los fármacos es conseguir y mantener la remisión. No obstante, la afección puede brotar ocasionalmente, producto de alguna inflamación o por la aparición de fisuras, estrechamiento o absceso. Si esto sucede, el especialista podría cambiar la dosis, frecuencia o tipo de medicamento, e incluso sugerir una cirugía para enmendar perforaciones u obstrucciones.
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