Que un niño se haga pipí de forma involuntaria en la ropa o en la cama es relativamente normal, pero si esto ocurre más de dos veces al día durante tres meses seguidos y después de los cinco años de edad, es posible que el pequeño padezca de Enuresis, una afección que describe la imposibilidad para controlar la orina.
Aunque es muy habitual, ya que uno o dos de cada 100 niños la padecen, no se han realizado estudios que determinen las causas concretas. Algunos padres la asocian con flojera, malcriadez o ingesta excesiva de líquido, pero técnicamente no es tan sencillo como parece. La Enuresis puede originarse por fallas en la producción de la hormona antidiurética, predisposición genética, alteraciones neurológicas, malformaciones anatómicas de la vejiga y la uretra, diabetes, estreñimiento, infecciones del tracto urinario, traumas en la médula espinal, espasmos musculares y alteraciones del sueño.
Los médicos también la han vinculado a factores psicológicos y a episodios de estrés producidos por problemas emocionales como divorcio de los padres, muerte de un familiar, mudanza, nacimiento de un hermano, accidentes o intervenciones quirúrgicas, abuso sexual y hospitalizaciones, etc. También son más propensos a desarrollar Enuresis los infantes nacidos en hogares desestructurados, con pocos recursos económicos y una educación deficiente.
No están claras las razones, pero la Enuresis aqueja más a los varones que a las hembras, y se presenta con más frecuencia en aquellos que han sido diagnosticados con síndrome de déficit de atención e hiperactividad (ADHD).
Varios tipos de ENURESIS
La vejiga es una especie de recipiente muscular que crece a medida que la orina ingresa, y se constriñe para eliminarla. En condiciones normales, los nervios de la vejiga emiten un mensaje al cerebro cuando se llena y este, a su vez, envía información a la vejiga para evitar que se desocupe hasta que el individuo esté listo para expulsar el líquido. Cuando hay Enuresis este proceso se distorsiona, y el pipí salga de manera involuntaria.
Generalmente los pequeños controlan la orina diurna a partir de los dos o tres años, pero tardan en hacerlo durante la noche, incluso se calcula que uno de cada diez no lo logra antes de los seis años de edad. Lo importante es insistir en el proceso de enseñanza, sin castigos ni presiones, buscando ayuda médica cuando sea necesario.
Existen varias clasificaciones de la Enuresis. La diurna se da durante el día y es muy común en niños de cuatro a seis años. La nocturna se presenta en la noche, con una micción entre los primeros 30 y 180 minutos de sueño. También se cuenta una Enuresis total, que se evidencia a cualquier hora.
La Enuresis nocturna se divide a su vez en Enuresis primaria, presente en niños que se han orinado desde el nacimiento, y la secundaria, que comienza a manifestarse a los seis meses de haber aprendido a controlar la vejiga.
¿Cómo diagnosticar la Enuresis?
Con la historia clínica, inicia el proceso de detección de la Enuresis. Tras una exhaustiva investigación sobre los síntomas y los posibles antecedentes familiares, el galeno debe realizar un análisis de orina y un cultivo para determinar la presencia de alguna enfermedad asociada. También hará una exploración neurológica y estudios complementarios como radiografías de abdomen y de columna, así como ecografías renales y vesicales para descartar obstrucciones en el tracto urinario. Si la Enuresis es severa o hay otros signos sospechosos, se efectuarán procedimientos específicos para constatar que no haya diabetes mellitus, enfermedades crónicas renales, anomalías congénitas de la médula espinal o vejiga neurogénica. En la mayoría de los casos, estas pruebas suelen arrojar resultados negativos.
Además del despistaje físico, el especialista indagará sobre la existencia de posibles alteraciones emocionales y buscará apoyo psicológico si fuera necesario.
rutinas que funcionan
Hacer pipí antes de ir a la cama ayuda a controlar la Enuresis. También se debe evitar la ingesta de líquidos dos o tres horas antes de acostarse, sobre todo si son bebidas que contienen cafeína. Adicionalmente, se podría intentar realizar ejercicios como retrasar la micción, para fortalecer la vejiga.
Los tratamientos farmacológicos contemplan el uso de desmopresina, que disminuye la producción de orina mientras se duerme, o oxibutinina, que aumenta la capacidad de retención de la vejiga.
Aunque es un trastorno benigno que tiende a desaparecer con el crecimiento, puede traer implicaciones psicológicas, ya que muchos infantes se sienten avergonzados y fracasados. Su autoestima disminuye considerablemente y evitarán participar en actividades sociales o grupales que puedan poner en evidencia su condición.
Por lo general quienes padecen Enuresis se muestran introvertidos, inseguros, depresivos y violentos. Por esa razón, los padres deben evitar los castigos y tratos humillantes. En vez de eso, deben recalcar sus fortalezas, mostrarles confianza, escucharlos cálida y activamente, proporcionarles respuestas positivas frente a sus dudas sobre la enfermedad, y evitar las comparaciones.
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