Los eosinófilos son una clase de leucocitos o glóbulos blancos que se producen en la médula ósea. Se encuentran normalmente en la sangre y en la membrana que reviste el interior de los intestinos. Forman parte del sistema inmunológico innato, teniendo proteínas que intervienen en la lucha del organismo contra la prevención de las enfermedades.
Estos leucocitos tienen un tamaño de 10 a 15 micras de diámetro y poseen gránulos internos. Se desplazan con facilidad por los tejidos, con la propiedad de poder salir de ellos y recircular por la sangre.
El nombre eosinófilo les fue asignado por su relación con la eosina, pigmento ácido que se emplea en la coloración de las células para identificarlas en el microscopio. Representan del 1 al 3% de los leucocitos que se hallan en la sangre, es decir, conforman un porcentaje muy pequeño en comparación con el resto de los glóbulos blancos.
Los eosinófilos efectúan la mayoría de sus funciones en los tejidos y no en la corriente sanguínea, cuando emergen de los vasos sanguíneos e invaden otros tejidos del organismo, valiéndose para ello de su capacidad de movimiento ameboide. Pueden desplazarse hacia zonas o tejidos con ciertas sustancias químicas (quimio taxis), con ayuda de receptores fijados en su membrana. Si bien están capacitadas para tragar y asimilar a otras bacterias usurpadoras, no lo hacen tanto como los neutrófilos, los glóbulos blancos de tipo granulocito con más presencia en la sangre del ser humano.
FUNCIÓN de los Eosinófilos
Los eosinófilos tienen varias funciones, pero su papel fundamental y más importante, es actuar como barrera y defensa en contra de parásitos y alergias, dos de los agentes que más afecciones causan en la población general. Realizan dos funciones resaltantes en su sistema inmune:
- Destruyen cuerpos extraños, es decir, “batallan” con sustancias relacionadas con infecciones parasitarias que han sido señaladas por el sistema inmunológico, para liquidarlas.
- Regulan inflamaciones, las cuales desempeñan un papel beneficioso en el aislamiento y control de las respuestas inmunológicas en las zonas afectadas.
ESTRUCTURA Y CONTENIDO de los Eosinófilos
Los eosinófilos se componen de un núcleo con dos lóbulos unidos por delgadas líneas, y en el resto del citoplasma hay gránulos citoplasmáticos con peroxidasas y otras enzimas que conforman su sistema de defensa principal. Una de las enzimas más significativas que contienen los gránulos es la histaminasa, encargada de hidrolizar la histamina, que ayuda a regular la respuesta alérgica. Posee tres tipos de gránulos: primarios, secundarios y pequeños.
CONTEO DE EOSINÓFILOS
El conteo de eosinófilos es un examen que permite medir la cantidad de eosinófilos en la sangre, así como evaluar y manejar situaciones alérgicas, padecimientos de sangre y patologías infecciosas, como las producidas por parásitos.
Esta prueba de laboratorio se puede necesitar por variadas razones, bien sea por exploración rutinaria de salud o por confirmación de la presencia de alguna enfermedad o toxicidad. Igualmente se utiliza para comprobar si un estado médico se está corrigiendo o desmejorando, como también para saber si es efectivo o no un determinado medicamento o tratamiento. Asimismo, se solicita por razones médicas o legales.
Los exámenes de eosinófilos pueden arrojar dos tipos de resultados:
- Eosinófilos altos: Se considera que se hallan en niveles abundantes cuando su conteo sobrepasa las 350 células por micro litro de sangre, atañéndose a valores mayores al 5% de los leucocitos totales o células blancas. Los síntomas que se presentan cuando los eosinófilos están elevados, dependen del tejido donde se localicen y del problema de salud presentado. Así, en situaciones de asma y alergia respiratoria, por ejemplo, las sintomatologías serán respiratorias, como tos sibilante o pito al respirar. Pero si la contaminación es por parásitos, se manifiesta dolor estomacal y, a veces, erupciones de la piel, que pueden estar acompañadas por fiebre. Cuando el número de eosinófilos es alto se diagnostica una eosinofilia, que suele denunciar la presencia de parásitos o reacciones alérgicas. Dentro de los factores desencadenantes se hallan la erradicación de parásitos u hongos, inconvenientes en el funcionamiento de los riñones, alergias, contacto con tóxicos, enfermedades autoinmunes, perturbaciones endocrinas, tumores y otros.
- Eosinófilos bajos: Se considera que están bajos si su nivel es inferior a 50 células por micro litro de sangre, es decir que el índice es menor al 1% del total de los leucocitos o glóbulos blancos. Cuando esto ocurre, se habla de una eosinopenia. Suelen bajar cuando se está en tratamiento a base de corticoides para el control de afecciones como la Enfermedad de Cuching, lupus, anemia aplásica, VIH, estrés e infecciones bacterianas. Este número bajo de eosinófilos no causa inconvenientes, porque el sistema inmunológico cuenta con los elementos apropiados para compensarlo.
formación de los Eosinófilos
Vale explicar, que los eosinófilos crecen o se forman únicamente en la médula ósea. Allí permanecen unos ocho días en proceso de maduración, para luego ir a los vasos sanguíneos, en un “viaje” de 8 a 12 horas, hasta posicionarse en los tejidos. En algunos textos explican que sobreviven entre 3 y 4 días, y otros afirman que su período de vida puede ser de una a dos semanas.
Cuando se detectan padecimientos asociados con los eosinófilos, se tiende a aplicar corticosteroides, terapia con anticuerpos monoclonal, antagonistas de la síntesis de leucotrienos y otros.
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