Aunque de niños se nos ha enseñado a creer en las historias de príncipes azules y princesas encantadas, en la vida real el amor no siempre tiene finales felices. Bien decía Lope de Vega, “La raíz de todas las pasiones es el amor. De él nace la tristeza, el gozo, la alegría y la desesperación”. Pero sea como sea, hay que vivirlo, porque“Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida” (Pablo Neruda).
Quienes lo han hecho y lo han disfrutado, probablemente compartan esa célebre frase de John Lennon que reza “Todo es más claro cuando estás enamorado”. Pero quienes padecen de filofobia, quizás opinen todo lo contrario. Para ellos el amor es sinónimo de angustia y desesperación. Le temen a sentirse enamorados y comprometidos.
El pánico los sumerge en un mundo de soledad que no deja espacio para las relaciones personales. Cualquier indicio de un acercamiento amoroso los lleva a excluirse de la sociedad y desata una sintomatología física que es común en la mayoría de las fobias: náuseas, sudoración excesiva, taquicardia, temblores, confusión mental, resequedad en los labios, impulsividad y problemas respiratorios.
Distinto a lo que muchos piensan, el amor no representa para ellos la posibilidad de ser felices. Es más bien un motivo de malestar y estrés emocional que los impulsa a poner barreras entre ellos y todo lo relacionado con ese sentimiento. La patología en sí, puede ser el reflejo de traumas o fracasos del pasado o simplemente el miedo a ser rechazado.
Causas de la filofobia
- Carencias afectivas en la niñez
- Experiencias amorosas negativas o traumáticas
- Miedo a perder el control de su vida, su individualidad o la libertad
- Pánico al compromiso y a la responsabilidad de una vida en pareja
- Complejo de inferioridad
- Afectos no recompensados
- Sensación de indefensión, incomprensión o desconfianza
- Temor a ser abandonado
Síntomas de la filofobia
- Escapan de las personas que demuestran un interés hacia ellos
- Evitan las relaciones sexuales
- Eluden llamadas, encuentros y tratos con individuos que pudieran llamar su atención o su interés de alguna manera
- Ponen sus ojos en “amores imposibles” para así reforzar su pensamiento de que “el amor no está hecho para ellos”. Se excusan diciendo que “el problema no es de ellos si no de la otra persona”
- Buscan parejas poco afines para confirmarse a sí mismos que “están destinados al fracaso”
En sus manos está la salida
Existen tratamientos que, sin duda, lo ayudarán a superar sus miedos, pero nada de lo que hagan los especialistas será suficiente si desde el fondo de su ser no asumen el compromiso de cambiar y enfrentar sus pesadillas. Huir no es la salida. Deben exponerse a sus miedos y atreverse a vivir un amor que alegre sus días y los haga comprender que la vida entre dos es mucho más hermosa y llevadera.
Ni las experiencias pasadas ni las expectativas futuras son sanas. Hay que disfrutar el presente, comprendiendo que cada ser es distinto y que las historias no se repiten de la misma manera. Sólo experimentando el aquí y el ahora podrán alejar la ansiedad que los hace ser víctimas de filofobia. Necesitan tomarse un tiempo para meditar y agradecer por la oportunidad que se les ha dado de amar y ser amada (o).
Para que una relación funcione, es importante evitar el silencio. Todo comienzo genera incertidumbres, pero no hay que callar. Sólo conociendo sus miedos, la pareja de un filofóbico podrá entender sus reacciones ante determinadas circunstancias.
No hay que subestimar la ayuda médica. Existen métodos que han demostrado ser muy efectivos para la superación de traumas, incluida la filofobia.
Tratamiento de la filofobia
La terapia de desensibilización, la terapia cognitivo-conductual, la hipnoterapia, la programación neurolingüística y los antidepresivos, son la base en el tratamiento de la filofobia. Tras la evaluación y el diagnóstico definitivo, el especialista determinará cuál de ellas es la más acertada para cada paciente.
Aunque todas persigan el mismo fin, cada una aporta sus propias bondades y beneficios. Con la desensibilización, por ejemplo, el terapeuta utiliza diversos estímulos para enfrentar al individuo con filofobia a situaciones, reales o imaginarias, que fomenten su interacción humana y lo insensibilice ante ellas.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) se suele emplear para que el filofóbico identifique sus pensamientos y su relación con sentimientos, emociones y conductas habituales. Con el tiempo, aprenderá a cuestionar los recuerdos negativos y a alejarlos de su mente, deslastrando así el pánico que le causa la filofobia. Durante el proceso, el profesional de TCC podría indicar algunas lecturas o tareas que le permitan poner a prueba las técnicas aprendidas en cada una de las sesiones.
Otra estrategia para erradicar las asociaciones negativas es la hipnosis. En el caso de la filofobia es menos utilizada ya que el paciente debe cederle el control al especialista. No obstante, no deja de reconocerse que es excelente para dar un enfoque diferente a los hechos traumáticos del pasado que condicionan el presente y alimentan los temores.
Esas y otras técnicas pueden combinarse con inhibidores de serotonina (ISRS) y monoaminooxidasa (IMAO), que apartan los efectos físicos y emocionales de la filofobia.