Las relaciones íntimas abren un amplio abanico de posibilidades de contraer Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), especialmente cuando hay promiscuidad. Después de la Clamidia, la patología más frecuente es la Gonorrea. Solo en Estados Unidos se presentan 350 mil casos cada año, y aunque es difícil hallar cifras concretas sobre su incidencia a nivel mundial, se dice que su propagación ha ido en ascenso, debido a la falta de educación y prevención.
La Gonorrea es una infección provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae que se adquiere por contacto con la boca, la vagina, el pene o el ano. Los jóvenes entre 18 y 25 años son los más afectados, principalmente aquellos que tienen múltiples parejas, desestiman el uso del condón, abusan de la ingesta de alcohol o drogas o practican el sexo con portadores de alguna ETS.
La Neisseria gonorrhoeae se incuba en un lapso de dos a cinco días, y los síntomas comienzan a manifestarse dos semanas después del intercambio vaginal. La probabilidad de que el varón contraiga la Gonorrea es de una entre cinco oportunidades, mientras que en la hembra esa cifra se duplica.
Ninguna persona está exenta de adquirir Gonorrea puesto que las bacterias proliferan en diferentes áreas del cuerpo, fundamentalmente en las zonas húmedas y cálidas, incluido el conducto que favorece la expulsión de la orina, el aparato reproductor y los ojos. Los infantes también pueden padecerla, ya que es una enfermedad que puede ser transmitida por la madre durante el embarazo. Cuando eso sucede, el bebé tiende a desarrollar conjuntivitis gonocócica, cuyos signos son enrojecimiento de los ojos, hinchazón de los párpados y supuración con pus. Aunque es poco común, las niñas pueden contraerla por el contacto íntimo con artículos contaminados como una panty o una toalla húmeda.
Existe una variante llamada gonorrea anorrectal, que suele afectar a los homosexuales y a los individuos que practican sexo anal. La señal más certera de este tipo de afección es la proctitis o inflamación del recto, que origina estreñimiento, sangrado al defecar, secreción o pus rectal, diarrea y defecación dolorosa.
Indicios de gonorrea
Muchos de los pacientes no experimentan síntomas, por lo que su diagnostico puede ser complicado, pero en general los hombres que padecen Gonorrea reflejan dolor y ardor al orinar, incremento de la frecuencia urinaria, secreción de sustancias blancas, amarillas o verdes a través del pene, inflamación o enrojecimiento de la uretra, hinchazón y sensibilidad en los testículos y faringitis. Las mujeres contagiadas también presentan dolor y ardor al orinar, además de molestias durante el acto sexual y padecimientos en la parte baja del abdomen (Enfermedad Pélvica Inflamatoria), esencialmente cuando la patología se ha extendido hacia las trompas de Falopio y el estómago.
La complicación más grave de la Gonorrea surge cuando la infección se disemina al torrente sanguíneo, ya que puede provocar fiebre, erupciones en la piel, artritis gonocócica, meningitis, infección de válvulas cardíacas, infecciones articulares y expulsión de flujos pestilentes por los genitales. Una Gonorrea mal tratada o no diagnosticada adecuadamente puede causar afecciones en la próstata, peritonitis, hemorragia durante la menstruación, dificultades en la gestación e infertilidad. La aparición de Gonorrea se asocia con otras ETS como Clamidia y Sida, por lo que es importante su prevención mediante la utilización de preservativos de látex.
Diagnostico y tratamiento
La Gonorrea puede detectarse mediante un método denominado tinción de Gram, que contempla la evaluación microscópica de una muestra del tejido o una pequeña porción del flujo secretado por los órganos. Sin embargo, no es la prueba más confiable. Si los indicios existen, lo mejor es no perder tiempo y confirmar el diagnóstico a través de una prueba de ADN o una prueba de reacción en cadena de la ligasa (RCL). Para evitar complicaciones, es necesario descartar la presencia de clamidia, sífilis, VIH, herpes y hepatitis.
Aunque ya no es muy habitual, la Gonorrea puede determinarse a través de cultivos que brindan un diagnostico preliminar al cabo de 24 horas y uno de validación a las 72 horas. Entre los que suelen emplearse destacan: Cultivo endocervical (mujeres), cultivo de secreción uretral (hombres), cultivo de exudado faríngeo (ambos sexos), cultivo rectal, cultivo de líquido sinovial y hemocultivos.
El tratamiento indicado para la Gonorrea es a base de antibióticos. El factor negativo, es que han surgido muchas cepas inmunes a varios de estos fármacos. En principio se suministra una dosis grande, pero luego se reduce la cantidad y se receta durante siete o más días, dependiendo de la gravedad de la situación. La administración puede ser intravenosa u oral. En los casos severos, es decir, cuando hay evidencias de enfermedad pélvica pulmonar, es necesario hospitalizar y realizar seguimiento clínico minucioso.
Al séptimo día del tratamiento, se debe someter al paciente a un nuevo estudio para constatar la desaparición de la enfermedad. La evaluación y la medicación deben ser tanto para el afectado como para su pareja, y se recomienda suspender los encuentros íntimos hasta haber erradicado por completo la patología.
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