La ketamina se suele emplear en intervenciones quirúrgicas superficiales o menores. Es un anestésico general que posee amplios atributos hipnóticos, analgésicos y amnésicos, con efectos de corta duración.
Puede ser utilizado con éxito en cirugías ortopédicas o ginecológicas rutinarias como raspados y dilataciones, también en la eliminación de tejido dañado tras una quemadura, o en operaciones dentales.
Este fármaco actúa de manera similar a las anfetaminas, activando la liberación de dopamina y evitando su recaptación.
Muchos pacientes tratados con ketamina parecen despiertos, mientras sus impulsos sensoriales están bloqueados. Pierden la percepción del tiempo, pero sus funciones cardiacas y respiratorias se mantienen adecuadamente, también los reflejos faringo-laríngeos. Estas propiedades hacen que la ketamina sea especialmente apreciada en hospitales donde no se cuenta con anestesistas experimentados, ya que no requiere de equipos de supervisión demasiado sofisticados.
Debido a que la ketamina incrementa la presión arterial y el gasto cardiaco, es útil en episodios de shock e incluso para la primera fase antes de la colocación de anestesia en situaciones de hipovolemia traumática que requieran intubación, amputación, cardioversión y/o desfibrilación.
dosis adecuada de Ketamina
Como sucede con otros anestésicos generales, las dosis adecuadas de ketamina varían de acuerdo a la edad y peso del paciente, y al canal de administración. Ya sea por vía intravenosa, intramuscular, nasal, rectal u oral, la ketamina se absorbe eficazmente, distribuyéndose por todos los tejidos, mostrando concentraciones elevadas en grasas, hígado, pulmones y cerebro.
Los efectos del consumo de ketamina pueden durar de dos a cuatro horas en función de la cantidad suministrada y el lugar de colocación. Su acción anestésica inicia 30 segundos después de haber entrado al organismo.
Una dosis intravenosa de 2.5 mg/kg de peso, puede mantener su efecto por 10 minutos, siendo requeridas dosis adicionales. Una carga de entre 9 a 13 mg/kg para inyección intramuscular, genera un efecto anestésico de casi 4 minutos, con una duración de hasta 25 minutos.
Para adultos saludables, la cantidad inicial de ketamina oscila entre 1 mg/kg y 4.5 mg/kg. Sin embargo, la dosis adecuada para lograr una anestesia quirúrgica es la segunda.
Este medicamento debe ser administrado lentamente por espacio de 60 segundos. Es indicado para la inducción de la anestesia antes de la administración de otros adormecedores de tipo general.
Efectos de la ketamina
La ingesta de esta medicina en bajas o medias dosis, es capaz de generar estimulación excesiva, al igual que la producida por el consumo de alcohol y otros depresores, también desinhibición.
La persona que toma ketamina tiene experiencias de tipo psicodélico, es decir, el individuo se siente aislado o desconectado del mundo que le rodea y de sí mismo, la mente parece separarse del cuerpo. Es como si estuviera bajo efecto de la cocaína.
El consumo de ketamina puede generar ansiedad, ataques de pánico, indisposición, pensamientos distorsionados, confusión e incluso delirios. Por ello, su uso no es apropiado para quienes sufren de trastornos psiquiátricos o desequilibrios emocionales.
Ingerir ketamina produce pérdida de consciencia e incapacidad para moverse. Esto ha significado que muchos pacientes terminen inmersos en situaciones desagradables debido a la pérdida de control de sus actos, por ejemplo, sostener un encuentro sexual sin desearlo.
Al contrario de lo que se cree, la ketamina es bastante segura, siempre y cuando se aplique con vigilancia clínica.
Varios intentos de suicidio por exceso de la dosis han sido frustrados, puesto que el perpetrador pierde el conocimiento justo antes de inyectarse toda la cantidad. De hecho, se han contabilizado dosis diez veces mayores, aplicadas por error, seguidas de un período de recuperación significativamente más prolongado, pero sin dejar secuelas.
Reacciones adversas reportadas
A nivel cardiovascular, la elevación de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca son síntomas vinculados con el consumo de ketamina, aunque también puede suceder que se presente hipotensión y bradicardia, incluso eventualmente, arritmias.
Aunque usualmente el sistema respiratorio es estimulado, se han mencionado situaciones de grave declive en la función respiratoria o apnea después de la administración intravenosa de dosis exageradas de ketamina. Entre los inconvenientes resaltan laringoespasmos u otras formas de obstrucción.
A nivel de los globos oculares, ha originado sensación de visión doble o diplopía y nistagmus, que se refiere al movimiento involuntario e incontrolable de los ojos. Este anestésico también puede incrementar la presión intraocular.
Se han observado otras manifestaciones como anorexia, nauseas y vómitos. Sin embargo, ninguno de ellos resulta grave y persisten poco tiempo después de salir de la anestesia. Los pacientes pueden tomar líquidos tranquilamente.
De forma poco frecuente se ha presentado dolor local e irritación en el lugar de la inyección, pero siempre es transitorio. Otros padecimientos más extraños pueden ser similares a las convulsiones.
Independientemente de lo bueno o efectivo que pueda llegar a ser este fármaco, es importante que su utilización sea evaluada por un especialista. No es una medicina que pueda usarse sin prescripción ni para cualquier tipo de afección. En el control está la clave para la disminución de las complicaciones.
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