Algunas afecciones son producidas por bacterias que pueden estar presentes en la orina de animales silvestres, u otros como roedores, perros, vacas, cerdos y caballos. Una de ellas es la leptospirosis, también conocida como la Enfermedad de Weil o Ictericia de Weill.
Es una enfermedad zoonótica bacteriana. Equivale a un padecimiento febril, causado por la leptospira interrogans, una bacteria del orden Spirochaetales (familia Leptospiraceae), que aqueja a humanos y a un extenso número de animales: mamíferos, aves, anfibios y reptiles.
La leptospira fue vista por primera vez en 1907, en la placa de una autopsia de tejido renal. La patología que produce, la leptospirosis, puede ser leve o mortal. Se suele manifestar en las épocas de lluvia y desbordamientos, y es de amplia propagación mundial.
CONTAGIO de la Leptospirosis
Frecuentemente, el contagio en humanos se da por el roce directo con la orina o con los tejidos de animales infectados. También puede darse de forma indirecta, por el contacto con agua o tierra contaminada. La entrada al organismo puede ser a través de una herida en la piel o por mucosas expuestas, bien sea las conjuntivas nasales u orales.
La infección aflora a cualquier edad, pero la generalidad de los pacientes la contrae de manera accidental, en actividades recreativas, como natación o visitas a zoológicos, incluso con la ingesta de productos que han sido «tocados» por las ratas. Esta situación ha hecho que la leptospirosis se convierta en una de las zoonosis más comunes y, peor aún, un problema de salud pública.
SÍNTOMAS de la leptospirosis
Los síntomas más habituales en la mayoría de los contagiados con leptospirosis son fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, articular y óseo, ictericia, insuficiencia renal, hemorragias y afección en las meninges.
CUADRO CLÍNICO
La fase de incubación de la bacteria es de 7 a 12 días o de 2 a 20 días. En este período la enfermedad manifiesta síntomas iguales a los de un resfrío normal, un cuadro clínico análogo al de la fiebre amarilla, dengue, influenza, malaria y otros malestares similares (dolor de cabeza, fiebre y dolor muscular). Esto dificulta el diagnóstico y la indicación de un tratamiento oportuno.
Luego de esto, sigue una fase de malestar de la enfermedad que, según el grupo serológico bacteriano, se presenta con síntomas como: Irritación de la conjuntiva y meníngea, dureza del cuello, deficiencia renal, hemorragia intestinal o pulmonar, arritmia y/o dificultad para respirar. Además de eso, la piel se torna de un color amarillo intenso y poco inusual.
La leptospirosis puede durar pocos días o extenderse por tres o más semanas, dependiendo de la gravedad. La segunda fase es la más severa y si no se trata apropiadamente, provoca daños renales y, en el peor de los casos, la muerte.
Leptospirosis en animales
En los animales, la leptospirosis despliega una respuesta inmune adecuada. Suelen sobrevivir, pero si no reciben tratamiento, desarrollan enfermedades renales y hepáticas crónicas. Se da en animales de cualquier edad, sexo o raza, y no siempre origina malestares.
Al igual que en los humanos puede ser aguda y en general los síntomas que aparecen son: falta de apetito, depresión, náuseas, hemorragias y fiebre. En procesos no tan complejos, produce alteración hepática y renal, con conjuntivitis y tos, dificultad respiratoria y otros.
DIAGNÓSTICO de la Leptospirosis
La leptospirosis alcanza diagnósticos clínicos, bacteriológicos, moleculares y serológicos.
El clínico se deriva de diversas pruebas, según la especie y la edad. El diagnóstico bacteriológico pretende revelar el agente etiológico, el molecular determina el ADN del microorganismo, y el serológico da pistas sobre la presencia de anticuerpos.
Estos estudios detectan al microorganismo por métodos directos, a través de la observación en el microscopio, coloraciones, aislamiento en cultivos especiales, pruebas en animales de laboratorio, así como inmunofluorescencia directa e inmunohistoquímica.
El serológico es el diagnóstico más requerido en caso de sospechas de leptospirosis. Las metodologías utilizadas son indirectas; manejando diversas técnicas de tamizaje y una técnica de validación. Los métodos de screening, por ejemplo, son prácticos, no muy costosos y revelan anticuerpos en fase temprana.
TRATAMIENTO de la Leptospirosis
El tratamiento principal es a base de antibióticos. Los más recomendados son la penicilina o tetraciclina, de preferencia ladoxiciclina. Además, se puede recurrir a la quimioterapia concreta, y a métodos de control de las alteraciones hemodinámicas, la estabilidad hidroelectrolítica, el refuerzo renal y otras consideraciones de soporte valioso.
Aunque el tratamiento de la leptospirosis es discutido, prevalece el hecho de usar penicilina, lo más tempranamente (4 primeros días), con dosis no muy altas en las formas graves.
Aunque algunos especialistas consideran que la penicilina G y la tetraciclina son las más convenientes, hay otros que aseguran que la acción bactericida de la penicilina G puede ser contraproducente, por lo que prefieren la doxiciclina.
La doxiciclina es el compuesto de preferencia para personas alérgicas a la penicilina y en la manifestación leve o moderada de la enfermedad. Es empleada en la quimioprofilaxis de la misma.
Por la existencia de enfermedades como la leptospirosis, es recomendable tener cuidado con los animales domésticos. Se deben tener bajo control veterinario, principalmente en zonas de climas cálidos, donde es más común esta patología.
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