La miopía es uno de los defectos oftalmológicos más comunes. Ocurre cuando hay un defecto en el enfoque visual porque las imágenes solo pueden captarse por delante de la retina y no sobre ella, que es lo normal. En palabras sencillas, usted padece de miopía cuando no logra tener una visión clara desde largas distancias.
De acuerdo con los especialistas, la miopía comienza a presentarse muy temprano, durante la infancia, y continúa su avance hasta los 21 años de edad, cuando se estabiliza.
Esta enfermedad tiene algunos niveles de dificultad y dependiendo de eso, se aplican los tratamientos respectivos. Por ejemplo, la miopía alta o magna, que denota un error superior a nueve dioptrías, acarrea graves complicaciones, de hecho es una patología discapacitante que puede ser motivo de ceguera. La opción en estos casos va desde implantes oculares hasta microcirugías e inyecciones intravítreas.
El origen de la miopía
La miopía se presenta porque el globo ocular es muy alargado o porque la córnea es más curva de lo que generalmente suele ser. Las personas con antecedentes familiares de la afección son más propensas a sufrirla. Las primeras manifestaciones se registran cuando el paciente capta perfectamente los objetos de cerca, más no de lejos. Los aprecia de forma borrosa e irregular.
Hay diversos factores asociados con el desarrollo de la miopía. Entre los patológicos destacan ciertos tipos de cataratas, queratoconos y diabetes tipo 2. También incide la realización de actividades constantes que impliquen el acercamiento del ojo a objetos electrónicos o sustancias químicas abrasivas que puedan alterar su estructura interna y su funcionamiento.
Así pues, es posible que surja una miopía simple, caracterizada por la presencia de hasta 8-9 dioptrías, y es común en la infancia y adolescencia, o una miopía magna con más de 9 dioptrías que no tiene un tiempo de estabilización y causa problemas degenerativos de la retina, coroides, desprendimiento de retina, cataratas o glaucoma.
Atención desde la niñez
Padres y adultos deben permanecer atentos a la evolución de la visión de los niños, a fin de diagnosticar oportunamente la miopía. Los primeros signos se manifiestan en la edad escolar. Generalmente el pequeño no mira con nitidez lo que el docente escribe en la pizarra, se ve obligado a pegarse las hojas de los libros a la cara para poder leer, cuando observa la televisión también tiene que acercarse demasiado a la pantalla y al intentar ver de lejos, debe entrecerrar los ojos para tener un campo visual más claro.
Como hemos dicho, evoluciona con el paso de los años, frenando su progreso cuando se alcanza la adultez. Por este motivo, el afectado debe acudir a consultas oftalmológicas con periodicidad, para que el especialista practique la revisión de rutina y cambie las fórmulas de los cristales si es necesario. Definitivamente, es un trastorno que no debe descuidarse, aunque parezca que no es de gravedad.
tratamiento de la miopía
Decir que la miopía tiene un tratamiento específico puede ser una opinión personal del oftalmólogo. Lo que sí es cierto, es que la persona con esta enfermedad puede corregirla mediante el uso de gafas o lentes de contacto que le ayudarán a ver mucho mejor desde largas distancias. En todo caso, también existe la opción quirúrgica, como una cirugía refractiva, especialmente para aquellos individuos que dicen ser enemigos de las monturas.
Aunque se han desarrollado infinidad de técnicas de avanzada que reducen los riesgos del quirófano, es muy importante considerar que la miopía no debería operarse hasta que el paciente cumpla los 20 años de edad, pues es en ese momento cuando la condición se estabiliza.
Últimamente, los expertos optan por la intervención ocular a través de láser, abordando las capas superficiales o internas de la córnea, dependiendo del caso, pero no es la única alternativa. Existen otras como la implantación de anillos que mejoran significativamente la visión desde largas distancias.
Aclaran que cuando la miopía es alta o está contraindicado el uso de láser no conviene trabajar directamente la córnea, sino colocar lentes intraoculares fáquicos, entre la córnea y el cristalino.
De acuerdo con las estadísticas, el 80 por ciento de las cirugías son exitosas, siempre y cuando se haya hecho un diagnóstico adecuado al paciente.
Un dato de interés es que la miopía no se puede prevenir. Por ello los médicos insisten en la necesidad de realizarse chequeos constantemente, sobre todo en la niñez, para atender la enfermedad desde su etapa inicial.
Lentes, la mejor solución para la miopía
Una persona con miopía tiene una opción sencilla y económica al alcance de su mano: los lentes. El mercado dispone de una gran variedad de modelos y colores de gafas que además, aportan estilo y personalidad. Aunque es claro que los lentes no curarán la enfermedad, sirven como medida paliativa.
Otros se decantan por los lentes de contacto por su practicidad. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que no es recomendable su uso consecutivo por 24 horas ni dormir con ellos. También es vital reforzar la higiene profunda para evitar infecciones oculares.
En cualquier caso, la miopía se puede atender sin ningún contratiempo. Están los tratamientos y los lentes que ayudan a contrarrestar la condición. El paciente debe cumplir de manera puntual con las citas médicas porque es la única manera de monitorear la evolución.
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