A las neuronas que se activan en un ser humano o animal cuando ejecuta una acción y hacen que otro la lleve a cabo también, se les conoce como neuronas espejo. Se dice que fueron descubiertas por el neurobiólogo italiano Giacomo Rizzolatti y se vinculan con las conductas empáticas, imitativas y sociales. Su principal objetivo es el de reflejar lo que se observa. Se activan al realizar una actividad o al ver que alguien la efectúa. Son las que actúan cuando, por ejemplo, se bosteza inmediatamente después de apreciar que alguien más lo hizo.
Las neuronas espejo se hallan en la corteza frontal inferior del cerebro, muy próximas al área del lenguaje, y copian la actividad neuronal que se corresponde a la acción que es percibida. Dicho de otra forma, permiten que un individuo comprenda la conducta realizada por otros, no solamente para aceptarla de forma intelectual, sino para conectar con sus emociones. Su modo de acción se aprecia cuando un bebé llora después de ver a otro haciendo lo mismo, o cuando un espectador se siente conmovido luego de ver una escena similar entre dos personajes de una película.
Las neuronas espejo conllevan a que un individuo sienta el mismo dolor de otro cuando lo ve sufriendo. Sucede porque el cerebro adopta su perspectiva.
Acción empática
Las neuronas espejo están conectadas al sistema límbico, aquél que está vinculado con la regulación de la memoria, las emociones y la atención. Su estratégica localización, hizo posible que diversos científicos pudieran estudiar la relación que existe entre el lenguaje, y la imitación de sonidos y gestos.
En el proceso de aprendizaje y enseñanza, las neuronas espejo ayudan a que el sujeto pueda empatizar con las habilidades, contenidos y destrezas que va asimilando. Es decir, la existencia de esas células lo convierte en un ser social. Es por ello que algunos estudiosos la llaman neuronas de la empatía.
Estudios relacionados con las neuronas espejo
Fue en el año 1996 cuando se descubrieron unas células que estaban relacionadas con los comportamientos sociales, empáticos e imitativos, cuya misión eran reflejar la actividad que otros estaban realizando, es por ello que se añadió la palabra espejo a su denominación.
El hallazgo fue realizado por casualidad por Giacomodo Rizzotatti, quien junto a los científicos Luciano Fadiga, Giuseppe di Pellegrino, Vittorio Gallese, y Leonardo Fogassi realizaba una serie de investigaciones en monos para estudiar las neuronas especializadas en el control de los movimientos de las manos, en la Universidad de Parma, en Italia, donde Rizzotatti era catedrático.
En principio fueron detectadas en primates, luego se encontraron en seres humanos, y posteriormente en algunas aves. En diversas partes del mundo aún se continúan haciendo pruebas relacionadas con las neuronas espejo.
Funcionamiento de las neuronas espejo
Los primeros grupos dedicados a realizar estudios a estas células estuvieron integrados por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles, Estados Unidos (Ucla). Estos hicieron ensayos experimentales de la actividad de las neuronas espejo en el cerebro humano, tanto en las regiones motoras, como en las áreas relacionadas con la memoria y la visión.
Se ha descubierto a lo largo de los años que en el cerebro de las mujeres existen mayores cantidades de neuronas espejo, y que son un sistema más activo que en el cerebro de los hombres.
En torno a los niños, aquellos que observan e imitan las expresiones faciales de los adultos presentan una mayor activación de las neuronas espejo, lo que les permite tener y mostrar más empatía. Por ejemplo, si el niño mira a alguien sonreír, las neuronas espejo crean una simulación interna de la sonrisa en el cerebro, mandan las señales al sistema límbico, y terminan por sentir exactamente lo mismo que el individuo que está sonriendo.
A raíz de las averiguaciones que han permitido comprobar todo esto, se sabe que el aprendizaje de conductas y respuestas emocionales, se amerita la observación e emulación de las reacciones del entorno. Eso termina por configurar las experiencias individuales.
Hay algunos expertos que se han atrevido a señalar que el autismo podría resultar de una disfunción o de un daño de ciertos sistemas de esas células, que son vitales para la socialización. De ser así, abriría posibilidades para un tratamiento. Sin embargo, esto aún no ha sido completamente comprobado.
Igualmente se ha afirmado que varias emociones sociales en los seres humanos, tales como el orgullo, el desagrado, la vergüenza y la culpa, también podrían estar asociadas con las células.
Neuronas espejo en simios
En el caso de los simios adultos, estos no parecen aprender por imitación. Se ha comprobado que quienes pueden imitar los movimientos de la cara de una persona son los neonatos, y únicamente por el tiempo limitado. No obstante, no se sabe si esta actuación dependa totalmente a las neuronas espejo.
No se descarta que las neuronas espejos ayuden a los simios adultos a entender lo que está haciendo otro simio, o reconocer la acción que está llevando a cabo.
El cerebro humano aún guarda muchas incógnitas, y es posible que puedan seguir descubriéndose vinculaciones de las neuronas espejo.
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