Los antibióticos son nuestros aliados a la hora de combatir infecciones de diversa índole. Para esas que afectan la piel, la industria farmacéutica ofrece medicamentos tópicos efectivos, como es el caso de la nitrofurazona, empleada por primera vez en el año 1944, en Estados Unidos, y sacada al mercado para uso general en 1945.
La nitrofurazona es una sustancia amarillenta que al exponerse a la luz se torna carmelita. Es bactericida en concentraciones de 1/50 000 a 1/75 000 y bacteriostática en concentraciones de 1/100 000 a 1/200 000. Se aplica directamente en la epidermis, y está indicada para el tratamiento de infecciones superficiales que se derivan de bacterias comunes. Al erradicar la contaminación, promueve la formación del tejido de granulación firme y liso.
Los antibióticos como la nitrofurazona, son sustancias que se obtienen de bacterias u hongos, y de síntesis químicas para contrarrestar cuadros infecciosos. La elección de cualquiera de ellos, dependerá del agente causante de la enfermedad, la gravedad de la misma, la toxicidad, los antecedentes de alergia del paciente y el costo, entre otros factores.
La nitrofurazona es utilizada comúnmente para matar o impedir el crecimiento de microorganismos como Staphylococcus aureus, Streptococcus, Escherichia coli, Clostridium perfringens, Aerobacter aerogenes y Proteus, la mayoría con multitud de cepas distintas, que provocan afecciones cutáneas.
Este antibacteriano se usa en dermatología para tratar quemaduras de segundo y tercer grado e infecciones superficiales de la piel. También se aplica de manera preventiva en la preparación quirúrgica para cirugías plásticas, y en el tratamiento de la osteomielitis, que es una infección ósea (huesos), tanto cortical como medular, que generalmente es causada por bacterias piógenas.
¿Cómo actúa la nitrofurazona?
El mecanismo de acción de la nitrofurazona es la inhibición enzimática que permite la degradación de la glucosa y del piruvato (compuesto de importancia crucial en la bioquímica) en la vía aeróbica y anaeróbica.
Este tipo de fármacos debe usarse bajo estricta supervisión médica, aunque sus contraindicaciones sean casi nulas. Prácticamente la única restricción es en pacientes que tengan hipersensibilidad a cualquiera de sus componentes.
Si el paciente interrumpe el tratamiento con nitrofurazona, deberá dejar de usar el remedio, pues se corre el riesgo de originar la proliferación de organismos resistentes al fármaco, incluyendo hongos. Por eso, al iniciar su ingesta, es indispensable mantenerla rigurosamente durante el tiempo sugerido por el especialista.
Efectos secundarios de la Nitrofurazona
Son pocos los efectos secundarios que se han observado tras la aplicación de la nitrofurazona y la mayoría tienen que ver con una reacción alérgica a sus componentes. En algunos pacientes se pueden presentar erupciones en la piel, picazón y edema local. En esas circunstancias, conviene suspender el tratamiento y consultar al médico. La mayoría de estas molestias aparecen cuando la ingesta se prolonga por más de 10 días.
Como con cualquier otro medicamento, durante el embarazo hay que tener especial cuidado con el uso de nitrofurazona, igualmente durante el periodo de lactancia, pues no se han determinado sus consecuencias sobre el feto.
Las precauciones de su empleo se extienden a los niños y en pacientes con deficiencia renal, pues en estos últimos el polietilen glicol presente en la base de los componentes, podría absorberse a través de la piel, lo que dificultaría que se excretara normalmente por el riñón, dando lugar a un incremento de la deficiencia renal y acidosis metabólica (exceso de ácidos en los líquidos del cuerpo).
Estudios indican que no se han reportado interacciones con este fármaco, por lo que si se toman otros medicamentos no es necesario suspender su aplicación. Igualmente, vale destacar que hasta la fecha no se han efectuado investigaciones ni se han presentado afectados por sobredosis de nitrofurazona.
su aplicación
La nitrofurazona se usa tópicamente en forma de crema. Puede aplicarse de forma local directamente sobre el área afectada o sobre las vendas húmedas que se usan para cubrir las zonas infectadas.
Para el tratamiento de las quemaduras es similar el procedimiento. La crema puede colocarse directamente en la lesión o sobre una gasa, la cual se recomienda cambiar una vez al día, según las indicaciones del médico.
Aunque no es común, en el mercado existe también una presentación en óvulos, la cual se emplea en ciertos casos de leucorrea, que es la secreción genital blanquecina producida por la inflamación de la membrana mucosa del útero y la vagina, y en algunas determinaciones de vaginosis (infección superficial de la vagina). Sin embargo, actualmente se medican otros fármacos más específicos para este tipo de infecciones.
Sobre su conservación, hay que procurar guardar el fármaco en un recipiente bien cerrado, protegido de la luz solar directa, de los rayos ultravioletas fuertes, de materiales alcalinos y del excesivo calor. Lo conveniente es que se guarde a una temperatura mayor de 40 °C. También se debe mantener fuera del alcance de los niños y evitar su reutilización sin antes constatar el diagnóstico.