Los niños menores de cinco años, son los más propensos a contraer poliomielitis, una enfermedad viral capaz de dañar los nervios y producir parálisis parcial o total de las extremidades. De cada 200 infectados, al menos uno puede enfrentar consecuencias irreversibles, que comprometen seriamente su movilidad e independencia. Hasta el 10% de quienes se contagian pueden morir por parálisis en los músculos respiratorios.
La poliomielitis invade el organismo en apenas horas. Se transmite de persona a persona, sobre todo por vía fecal-oral, creciendo en el intestino. Las probabilidades de contagio tienden a disminuir a través de otros medios como el agua y alimentos contaminados.
Los casos de poliomielitis se han reducido en 99% desde 1988, cuando se calculaba que había 350.000 diagnósticos con endemia en poco más de 125 países. Una gran diferencia en comparación con los 74 conocidos el pasado 2015.
En la actualidad, el 80% de la población mundial puede vivir en lugares en los que se ha certificado la eliminación de la poliomielitis. Más de 15 millones de personas que hoy en día pueden caminar y que de otro modo habrían resultado paralíticas.
Síntomas ante la Presencia de poliomielitis
Existen tres patrones conocidos para identificar la presencia de la infección en el organismo: infección subclínica, no paralítica y paralítica. La mayoría de las personas padecen la versión subclínica de la misma, sin presentar síntomas o manifestar malestares leves, que duran hasta 72 horas.
Algunos signos iniciales son:
- Fiebre leve.
- Dolor de cabeza.
- Rigidez en el cuello y dolores en las extremidades.
- Malestar general.
- Garganta enrojecida o con dolor.
- Vómitos.
Cuando se trata de la poliomielitis clínica, ésta puede perjudicar el sistema nervioso central, compuesto por el cerebro y la médula espinal. Se divide en las formas no paralítica y paralítica, y es posible que aparezca tras la recuperación de una infección subclínica.
Especificando las causas de la Poliomielitis
La poliomielitis es una enfermedad infecciosa, cuya fácil propagación la hace más peligrosa. Esto puede suceder a través de:
- El contacto directo con personas contagiadas.
- Contacto con el moco o flema de personas infectadas por la nariz o boca.
- Contacto con heces que contengan el poliovirus.
Esta patología viral entra a través de la boca o la nariz, crece en la garganta y el intestino, para luego recorrer el torrente sanguíneo y el sistema linfático. Desde que la persona resulta infectada hasta el momento en que la poliomielitis se manifiesta, es decir, el periodo de incubación, pueden transcurrir de cinco a 35 días.
La mayoría de quienes resultan contagiados por la patología presentan características en común:
- No se han vacunado contra el poliovirus
- Viajaron recientemente a un área donde se haya presentado un brote.
Desde hace aproximadamente 25 años, diversas organizaciones en pro de la salud han realizado campañas globales de vacunación. Hoy día el padecimiento aún está en países de África o Asia, donde eventualmente aparece en personas que no han sido vacunadas. No obstante, ha sido prácticamente erradicada en la mayoría de las naciones.
Detección temprana
Para saber si alguien tiene poliomielitis, el médico debe realizar un examen físico inmediato. Estos estudios pueden incluir:
- Cultivos de gargarismos, heces o líquido cefalorraquídeo.
- Pequeña incisión raquídea y estudios del líquido cefalorraquídeo (análisis de LCR), utilizando reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés).
- Examen para detectar los niveles de anticuerpos porque actuarán contra el virus.
Tratamiento de la Poliomielitis
Aunque los estudios sobre la poliomielitis han avanzado a lo largo de los años, hoy por hoy se desconoce un tratamiento específico para curar a los infectados. Hasta ahora, han sido orientados a controlar los síntomas. Es posible que quienes presenten la afección en su nivel más grave, requieran otras medidas de salvamento, especialmente apoyo con el aparato respiratorio.
La medicación puede incluir:
- Antibióticos para infecciones urinarias.
- Colocación de calor (paños o toallas calientes) para disminuir el dolor y los espasmos musculares.
- Analgésicos para evitar los dolores de cabeza, dolores musculares y espasmos. Se evitará suministrar narcóticos ya que pueden incrementar el riesgo de dificultad respiratoria por relajación.
- Fisioterapia, dispositivos ortopédicos, o cirugía ortopédica para mejorar las funciones musculares.
Expectativas de mejoría
El pronóstico sobre la poliomielitis depende de la versión que afecte al paciente (subclínica o paralítica), además de la parte del cuerpo dañada. Existen grandes posibilidades de recuperación siempre que la médula espinal y el cerebro no estén comprometidos. Sin embargo, cuando sucede, las dificultades respiratorias son más probables. Tome en cuenta que la discapacidad es más común que la muerte.
Prevenir y no lamentar
La vacuna contra el poliovirus previene hasta en un 90% el contagio. Asimismo, la administración sistemática de vitamina A durante las actividades de inmunización ha sido útil para disminuir los riesgos de contaminación con este virus que, como vemos, es altamente dañino.
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