El rinovirus es un grupo vírico causante de la mayoría de las infecciones del tracto respiratorio. Existen unos 100 tipos conocidos, y buena parte de ellos se evidencian en los diagnósticos de rinitis, resfriado y bronquitis asmatiforme, entre otras patologías similares.
Los serotipos aumentan por la selección inmune natural y de mutaciones al azar. 40% de los casos de gripe común se deben al agente etiológico del virus.
Los rinovirus son parte de la familia Picornaviridae. Su forma es esférica, su diámetro de 30 nanómetros y tienen un genoma de ARN de simple cadena, y polaridad positiva. La temperatura en la que crecen es de 300 ºC.
La principal vía de acceso para los rinovirus humanos es el tracto respiratorio superior. El período de incubación inicia con su propagación a través de las secreciones nasales, y se puede prolongar de uno a cuatro días.
Síntomas del contagio del rinovirus
Cuando hay contaminación por rinovirus, se presentan síntomas como estornudos, mucosidad, flema, obstrucción, dolor faríngeo, tos, cefalea y malestar general.
En situaciones extremas, las personas afectadas pueden sufrir de bronquiolitis, sinusitis, otitis media aguda, e infección del tracto respiratorio inferior.
La población infantil y lactante es más propensa a los ataques de los rinovirus. De hecho, se ha comprobado que más del 75% de los infantes pueden tener contacto con este virus, con mayor incidencia, durante los dos primeros años de vida. Por ello, se recomienda evitar el contacto con individuos resfriados y otros niños de corta edad.
Además de los humanos, el rinovirus puede perjudicar también a los chimpancés y a los gibones. Se desarrollan en ciertas líneas de origen embrionario humano (renal y pulmonar) y en células de riñón de mono, mientras que otras cepas tienen afinidad por las células de la línea Hela, o células de origen traqueal.
Propagación del rinovirus
El rinovirus se puede contagiar de persona a persona por medio de las vías respiratorias, es decir por las secreciones contaminadas, así como por el contacto con objetos o manos infectadas. De igual manera, puede adquirirse por medio de los aerosoles de gotas respiratorias.
A medida de que el virus se va propagando y replicando, las células infectadas liberan quimiocinas y citocinas, que a su vez activan los llamados mediadores de la inflamación.
La infección se concreta rápidamente. El virus logra adherirse a receptores a los 15 minutos de haber entrado por el tracto respiratorio. Alrededor del 50% de los pacientes comienzan a presentar malestares a los dos días de haberse contagiado.
Es muy fácil que el rinovirus pueda transferirse dentro de un núcleo familiar o un núcleo escolar, debido al hacinamiento.
Hasta los momentos no existe una vacuna, y es prácticamente imposible que pueda crearse alguna, debido a la dificultad de hacer crecer los rinovirus, y por el gran número de serotipos existentes.
Patogenia
El rinovirus comienza en el aparato respiratorio superior, mientras que se propaga en la superficie de la mucosa nasal, generando problemas inflamatorios, infiltración celular, edema, secreción, así como también descamación de las células de la superficie de la mucosa.
Es común que durante los primeros dos días de incubación del virus se encuentren grandes concentraciones en el organismo. Es allí cuando se va incrementando la secreción nasal, y la aglomeración de proteínas.
No se ha podido comprobar que el rinovirus dañe el tracto respiratorio bajo, ni tampoco que el enfriamiento aumente la susceptibilidad de las personas ante el virus.
El paciente tiende a mejorarse cerca de los siete días, aunque la tos no productiva puede prolongarse de dos a tres semanas.
En el caso de los niños, pueden complicarse con algunas infecciones bacterianas secundarias, generando sinusitis, otitis, neumonías o bronquitis. Incluso, se ha relacionado con la aparición de asma y complicación de la bronquitis.
Tratamiento y consideraciones del rinovirus
El tratamiento para las infecciones por rinovirus es sintomático. Se ha demostrado que la utilización del interferón por medio de las vías nasales en dosis altas, es eficaz para prevenir su propagación dentro de la misma familia. Sin embargo, no es tan eficiente para combatir las infecciones que ya están establecidas.
Es difícil diferenciar entre un resfriado originado por rinovirus y uno generado por otro tipo virus, debido al carácter efímero y benigno de esta enfermedad. Únicamente se lleva a cabo una prueba de laboratorio en casos específicos, para dilucidar irregularidades etiológicas.
Muchas veces se indican descongestionantes y antiinflamatorios no esteroideos. Si no se observan mejoras en un plazo de tres días, se podría recurrir al uso de antibióticos.
Los contagios por rinovirus son muy frecuentes en los climas fríos y húmedos y, a menudo, aparecen en pequeñas composiciones y colectivos (familias, guarderías y otras instituciones educativas).
Las reacciones clínicas surgen en función del lugar de penetración del virus. Si se introduce por la nasofaringe, se generarán infecciones respiratorias agudas que en los adultos se evidenciarán con inflamación de la mucosa nasal, mientras que en los niños con hinchazón en la laringe y los bronquios. Si se comunica con la flora bacteriana, posiblemente se creará un cuadro de neumonía.
Diagnostico
Dependiendo de los síntomas, se efectúa el diagnostico del rinovirus. Lo primero es efectuar una exploración médica, evaluar los antecedentes y levantar la historia clínica respectiva. Posteriormente, el galeno puede emplear un método virológico, a través del cual se toma una muestra de la cavidad nasal y se enjuaga el material biológico, para detectar el patógeno. También se pueden aplicar análisis serológicos de investigación para determinar el tipo de factores patógenos, los anticuerpos y antitoxinas.