El Sarcoma de Ewing es un cáncer altamente maligno que se origina en los huesos o en los tejidos blandos que están cerca de ellos. Generalmente afecta a niños y adolescentes durante la etapa de crecimiento, aunque también se puede dar en la adultez, hasta los 80 años de edad. Es más común en personas caucásicas (pieles claras de descendencia europea) que en afroamericanas y asiáticas, y se presenta con más frecuencia en el sexo masculino que en el femenino (dos de cada tres casos se presentan en hombres).
El Sarcoma de Ewing se manifiesta principalmente en los huesos largos, de allí que los casos más comunes se evidencian en brazos, piernas, costillas, columna vertebral, zona de la pelvis y tórax. Por ser de origen extraño, no se detecta muy fácilmente, por lo que se requieren estudios de diversa índole para establecer un diagnóstico certero.
Al ser un tipo de cáncer que se desarrolla entre la primera y segunda década de vida, el Sarcoma de Ewing tiende a confundirse con dolores musculares o lesiones deportivas. También se asocia con el cáncer de esqueleto, que suele aparecer cuando otros tumores alojados en el organismo comienzan a hacer metástasis. La diferencia entre ambos radica en que el Sarcoma de Ewing surge directamente en el hueso, mientras que el otro es producto de ramificaciones de cánceres comunes que no tienen nada que ver con los sarcomas, como los de mama, próstata o pulmón.
Hasta ahora no se ha determinado científicamente cómo el Sarcoma de Ewing llega a formarse en las estructuras óseas del cuerpo, pero al aplicar análisis especializados en distintos pacientes, se han detectado algunas alteraciones cromosómicas en los genes 11 y 22 que podrían provocar la patología. Lo que sí se sabe con seguridad, es que no es hereditario.
Síntomas del Sarcoma de Ewing
Los pacientes aquejados por el Sarcoma de Ewing sienten inflamación y dolor, así como una sensación de calor en la zona afectada por el tumor. Es posible que la molestia aumente cuando se realiza actividad física y, en la mayoría de las situaciones, se forma una protuberancia blanda que va acompañada de fuertes cuadros de fiebre.
Hay casos en los que el individuo llega a romperse el hueso durante un entrenamiento sin haber hecho movimientos bruscos e incluso sin presentar lesiones que justifiquen ese quiebre de la estructura ósea. Si la neoplasia se extiende a otras áreas como los pulmones o la médula ósea, también aparecerán síntomas en esas partes del cuerpo.
Cero errores
Es importante hacer un diagnóstico preciso del sarcoma de Ewing, ya que si se aplica el tratamiento errado, basado en otro tipo de enfermedad, el tumor puede propagarse con rapidez y afectar otras zonas del cuerpo.
Entre los estudios que debe realizar el especialista destacan radiografías, resonancia magnética y/o gammagrama óseo para verificar cualquier alteración en los huesos. Al ubicar el tumor, es necesario efectuar biopsia, tomografía computarizada (TAC) y análisis del material genético del paciente, para confirmar cualquier sospecha. Además, el galeno solicitará otras pruebas que le permitan constatar que los órganos vitales, como el corazón y los riñones, funcionarán con normalidad y tolerarán el tratamiento.
A diferencia del método sugerido para otro tipo de tumores donde la extirpación del mismo es lo primordial, en el sarcoma de Ewing primero debe aplicarse quimioterapia para erradicar el cáncer. No siempre se requerirá recurrir a la cirugía, porque al complementar el procedimiento con radioterapia mejorará sustancialmente la condición del paciente.
La quimioterapia se administra por un lapso de seis a 12 meses para matar las células cancerígenas e impedir que el carcinoma se expanda. Al poco tiempo, después de la radioterapia, se continúa con la quimio para eliminar por completo alguna célula que haya quedado rezagada. Como la mayoría de los pacientes son niños o adolescentes, deben ser hospitalizados durante el proceso para monitorear su respuesta orgánica.
Si el tumor ha afectado nervios o vasos sanguíneos que rodeaban el tumor original, la amputación (extirpación de parte de la extremidad junto con el tumor) será la única alternativa, pero eso dependerá del criterio médico del personal de asistencia médica.
Esperanza de vida
Las posibilidades de supervivencia de un paciente con Sarcoma de Ewing son muy altas, siempre y cuando se detecte a tiempo. Estudios científicos han demostrado que un tratamiento aplicado durante la aparición de los primeros síntomas, garantiza un 70% de probabilidad de cura. Sin embargo, la persona debe mantener un control clínico de por vida, pues existen posibilidades de que pueda sufrir una recaída tres o cuatro años después del diagnóstico.
Para prevenir la aparición del Sarcoma de Ewing, es importante que los padres tengan en cuenta que los niños y adolescentes deben ir, por lo menos una vez al año, a consulta y someterse a un chequeo especializado para determinar la correcta y sana evolución de su crecimiento.
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