Tal vez no seamos equilibristas de la cuerda floja, pero continuamente nuestro cuerpo mantiene un balance y una postura adecuada que nos permite conservar la armonía de los movimientos.
Al sistema encargado de controlar automáticamente el tono muscular y los movimientos que acompañan a los movimientos voluntarios, se le llama extrapiramidal. Es una red neuronal que forma parte del sistema nervioso central y del sistema motor. Si esta área del organismo se lesiona, se produce un síndrome extrapiramidal, entendiéndose como síndrome al conjunto de signos y síntomas que caracterizan a un grupo de enfermedades.
Cuando sufrimos de un síndrome extrapiramidal, no podemos movernos bien o lo hacemos con torpeza. También presentamos rigidez muscular, temblores o inquietud involuntaria. La mirada se torna fija y surgen otros síntomas como crisis oculógiras (desviación ocular), estrabismo, retroversión ocular, protrusión de lengua (se les sale la lengua), sialorrea (exceso de saliva), intranquilidad, desviación de rasgos faciales, hiperextensión de cuello y contracciones tónicas.
Causas del síndrome extrapiramidal
Una persona puede llegar a padecer de un síndrome extrapiramidal como resultado de una lesión en la cabeza o como una reacción adversa a fármacos antipsicóticos.
Nuestro cuerpo produce dopamina (neurotransmisor), la cual es necesaria para un funcionamiento neuronal normal. Algunos medicamentos, como los comúnmente prescritos para la esquizofrenia y la depresión, afectan negativamente a la red del cuerpo de la dopamina como un efecto secundario, por lo que podría causar un síndrome extrapiramidal al verse afectada la red neuronal.
Es importante aplicar tratamiento apropiado y oportuno para evitar que los síntomas empeoren con el tiempo. Las medidas deben orientarse a identificar y a remediar la causa subyacente.
Mal de Parkinson
El más característico de los trastornos del síndrome extrapiramidal, es la Enfermedad de Parkinson primaria, que está determinada por un defecto neurológico. Existen formas de Parkinson secundarias, que se vinculan al uso de ciertos medicamentos, infecciones y VIH.
Estudios demuestran que esta patología es más frecuente en hombres, y que suele aparecer entre los 50 y 70 años de edad (sobre todo entre los 55 y 60). A los pacientes con Parkinson le suelen temblar las manos (como si contaran monedas constantemente), demuestran rigidez muscular (hipertonía) y les cuesta realizar movimientos voluntarios (hipocinesia).
Síntomas del síndrome extrapiramidal
Como consecuencia de la hipertonía (tensión muscular exagerada) y de la hipocinesia (disminución de la velocidad de los movimientos voluntarios y limitación de su extensión), se producen otros síntomas que describen al síndrome extrapiramidal, entre ellos:
Amimia: El rostro se vuelve inexpresivo, es decir que los músculos pequeños de la cara están rígidos, no transmiten estados de ánimo. Se dice que quienes la padecen, tienen cara de jugador de póker o cara de máscara.
Actitud estática: Suelen pararse con el tronco y la cabeza adelantados, los brazos pegados al cuerpo y los codos, muñecas y dedos flexionados.
Caminar específico: Parten de la actitud estática anterior. Empiezan despacio, con pasos pequeños. Caminan inclinados hacia adelante, como buscando su centro de gravedad. Se van acelerando, con pasos pequeños y ya no pueden parar (festinación). No mueven los brazos, pierden el equilibrio y se caen fácilmente.
Falta de reflejos posturales: Si les empujamos se caen, si les quitamos la silla después de avisarles también se caen. No poseen movimientos de defensa.
Alteraciones del lenguaje: Su hablar suele ser débil, monótono, sin modulación. No transmiten estados de ánimo.
Alteraciones de la escritura: Padecen de micrografía, es decir su letra se vuelve irregular y cada vez es más diminuta.
TRatamiento del Síndrome extrapiramidal
En cualquier síndrome extrapiramidal el tratamiento es fundamentalmente farmacológico (anticolinérgicos y dopaminérgicos), pero se ha demostrado que la fisioterapia es de gran ayuda, sobre todo en aquellos individuos que presentan rigidez y contracturas en flexión. Los ejercicios incluyen movilizaciones pasivas y fisioterapia activa, con lo cual se incita al individuo a retomar sus movimientos naturales. Estos pacientes han perdido el automatismo, por lo que se requiere conseguir movimientos amplios, repetidos, rítmicos y combinados.
Recomiendan que el afectado no deje de trabajar, ni reciba paternalismos. En lo posible debe mantener sus tareas cotidianas.
El objetivo de la fisioterapia en un trastorno del síndrome extrapiramidal es lograr que la persona conserve su independencia. Por ello, es necesario enseñar a los familiares y a sus ayudantes a manejar las situaciones físicas y emocionales que se presentan con el avance de la patología.
Es imperativo que la fisioterapia durante el padecimiento de un síndrome extrapiramidal se inicie a tiempo y se mantenga durante toda la vida, con una programación de ejercicios domiciliarios y las revisiones médicas establecidas.
Como en toda enfermedad, ante la presencia de un síndrome extrapiramidal, también es indispensable que los parientes sean considerados y afectuosos, sobre todo cuando se desarrollan afecciones complejas como el Parkinson, pues se ha comprobado que algunos signos aumentan con la tensión emocional, pues el paciente está plenamente consciente de los cambios que experimenta su cuerpo.
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