Para los seres humanos cuidar la vista debe ser una prioridad. Son muchas las afecciones que pueden limitar su agudeza, pero una de las más molestas por la intensidad de los síntomas y la forma en la que interfiere en las actividades diarias, es la xeroftalmía o síndrome de ojo seco.
La aparición de la xeroftalmía provoca enrojecimiento, sensación de cuerpos extraños en el interior de los ojos y picazón recurrente. Asimismo, la xeroftalmía puede ocasionar sensibilidad a la luz, cansancio, dolor, lagrimeo constante, especialmente asociado a la irritación ocular, y visión borrosa.
Su diagnostico es más habitual en mujeres y ancianos. Se estima que alrededor del 15% de la población mayor de 55 años padece alguno de los tipos de esta afección que se divide en dos grupos: la que se genera por una reducción en la producción de la lágrima y el que se desarrolla por una excesiva evaporación de la secreción de la glándula lacrimal.
la Xeroftalmia en profundidad
La condición de ojos secos no sólo es llamada xeroftalmía. Es frecuentemente conocida como “queratoconjuntivitis”. Por lo general tiene que ver con un trastorno de la película lagrimal, cuya función es mantener el ojo húmedo y lubricado. Esto implica que deja de producir la cantidad adecuada de líquido lagrimal, disminuyendo su calidad o vaporizándose rápidamente.
Cuando la producción de líquido lagrimal reduce, suele responder a alteraciones de la glándula lagrimal, la cual está ubicada en la órbita ocular, justo en la parte externa superior del ojo. La evaporación, por su parte, puede estar relacionada con una disfunción de las glándulas meibomianas, que se localizan en el borde de los párpados, irregularidades a la hora de abrir el párpado o deficiencia de parpadeos para hidratar el ojo.
La función principal de la película lagrimal es mantener el ojo húmedo, limpio y protegido ante lesiones o infecciones. Esta se esparce de forma uniforme en el ojo con cada parpadeo, que se genera cada 5 a 10 segundos.
En capas
La película lagrimal está dividida en tres partes, muy diferentes entre sí:
- Capa lipídica u oleosa: Comprende el 90% del tamaño de la película lagrimal y forma parte del revestimiento de la superficie de la córnea. Su formación depende de las glándulas meibomianas y garantiza una lenta evaporación de la acuosidad presente. Asimismo, impide que las lágrimas salgan de los ojos de forma incontrolable.
- Capa acuosa: Es lo que se conoce comúnmente como lágrimas. De las glándulas lagrimales depende la formación de la capa. Se encarga de facilitar los nutrientes y oxígeno necesarios al epitelio corneal. De igual forma, limpia la superficie ocular quitando desechos y bacterias.
- Capa mucosa: Está en la cara interna de la película lagrimal y su formación parte de las secreciones mucosas de la conjuntiva. Reduce la tensión superficial en el globo ocular, permitiendo también la extensión de la capa acuosa sobre la córnea, de manera equitativa. Esto permitirá tener una imagen nítida cuando se fija la mirada en un punto específico.
Causas de la xeroftalmía
La xeroftalmía puede aparecer debido a distintas causas:
- Cambios corporales relacionados con la edad, que afecten la producción o composición del líquido lagrimal.
- Presencia de enfermedades sistémicas: síndrome de Sjögren, condición autoinmune caracterizada por afectar las glándulas exocrinas que producen las secreciones del cuerpo humano. De igual modo, puede surgir por deficiencia de vitamina A, afecciones en la tiroides, Mal de Parkinson o diabetes.
- Consumo de ciertos medicamentos que controlan la hipertensión arterial y la ansiedad. También pueden incidir antipsicóticos, pastillas anticonceptivas, diuréticos o antialérgicos.
- Factores externos como sequedad en el aire donde permanecemos, uso excesivo del aire acondicionado, polvo, brisa o cambios climáticos repentinos.
- Uso continuo de la computadora, sin descanso o sin parpadear.
- Utilización habitual de lentes de contacto.
- Cirugías correctivas para la vista.
¿Cómo se diagnostica la xeroftalmía?
Para confirmar la presencia de xeroftalmía es importante acudir a un oftalmólogo. Es posible que el especialista coloque sobre los ojos algo similar a una tinta, para verificar si la coloración normal de la córnea no ha sido alterada.
Otra estrategia de detección incluye una prueba conocida como Schirmer que implica la colocación de una lámina de papel en la cara posterior de las pestañas inferiores, esperando que se humedezca con líquido lagrimal. De este modo es posible medir la cantidad de lágrimas que produce el ojo.
La evaluación de los síntomas también es esencial, puesto que ninguno de los estudios oftalmológicos está desarrollado para efectuar un diagnóstico de esta enfermedad en particular. Al parecer, hasta ahora no existen pruebas de identificación del ojo seco ni parámetros de detección específicos. De allí la necesidad de reforzar la entrevista clínica y la inspección ocular.
Tratamiento de la Xeroftalmía
La mayoría de los tratamientos para la xeroftalmía están orientados a aliviar los síntomas. Por lo general el paciente suele requerir sustitutos de lágrimas para mantener húmeda la superficie del ojo. Lo ideal es aplicarlos varias veces al día. Existen geles, pomadas y ungüentos a las que se puede recurrir, bajo prescripción facultativa, si las lagrimas no funcionan.
Los hábitos deben cuidarse para mejorar esta condición: no son prudentes los excesos de aire acondicionado, el abuso de los ordenadores, la presencia en sitios con humo…
Tome en cuenta que la utilización de lentes de contacto empeorará su estado, y que los fármacos como antioxidantes, Vitamina A, corticoides y otros que puedan favorecer el tratamiento de la xeroftalmía, deben ser usados solamente si el especialista lo autoriza.
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